English translation
Lee Raymond (CEO de ExxonMobil entre 1993-2005): "No soy una compañía de EEUU y no tomo decisiones basándome en lo que es bueno para EEUU"
Anders Aslund : ‘La mayor historia de corrupción de la historia humana”
John Browne, (antiguo consejero delegado de BP): "El problema no es la falta de leyes, sino su aplicación selectiva. Esto es lo que crea la sensación de anarquía. Mientras que los procesos burocráticos legalistas siguen siendo el sello distintivo de Rusia, nunca se sabe si alguien va a hacer la vista gorda o si las leyes se aplicarán correctamente".
Capitalismo ruso 1.0
El capitalismo se introdujo en territorio ruso en el siglo XIX. Se trataba ya de un capitalismo maduro que había experimentado ya su primera revolución industrial. Como ocurría en EEUU y en otros países, era un capitalismo compatible con el fortalecimiento de los estados nación donde se instalaba y que prosperaba con la creación de un núcleo nacional industrial protegido frente a la competencia exterior mediante barreras arancelarias. Pero era también un capitalismo con avanzados rasgos monopolistas en el que los trusts y los holdings ya dominaban el panorama y forzaban a los estados a embarcarse en guerras imperialistas.
Trabajadores del metal a finales del s. XIX
Unos de sus paladines fue Sergei Witte, el ministro que supervisó la construcción del ferrocarril transiberiano. Conocedor de Frederich List, quería para Rusia una fuerte industria doméstica protegida y defendió la promulgación de una legislación proteccionista. También promovió la modernización del sistema educativo (escuelas de comercio) para aumentar la preparación técnica del país y en 1987 promulgó una ley limitando la jornada laboral en las fábricas. Su intento de reforma agraria le enfrentó con la nobleza y fue apartado del poder en 1903.
La primera penetración capitalista en Rusia fue un largo y complejo proceso histórico de asalto y remodelación del estado que al final resultó fracasado tras el desastre de la 1ª G.M. y la resistencia de la población a convertirse en carne de cañón.
Capitalismo ruso 2.0
La penetración del capitalismo monopolista en Rusia a finales del s.XX, tuvo unas características muy diferentes.
Para el nuevo capitalismo monopolista transnacional los estados nacionales ya no constituyen la base y palanca principal de las corporaciones sino meras piezas accesorias, intercambiables y en cierta forma prescindibles. Para el capitalismo 2.0, la URSS constituía un basto y rico territorio comunal a fagotizar que se le había resistido hasta entonces. A diferencia de la primera experiencia fracasada, la recaptura capitalista de la URSS, vía “terapias de choque” y privatizaciones “express”, fue un proceso de infección, desmembración y desestructuración relámpago que duró menos de un lustro.
Rusia se convirtió, casi instantáneamente, en una economía corrupto-mafiosa, petróleo dependiente, en la periferia del capitalismo monopolista transnacional. No hubo “Transición” en ningún sentido. El capitalismo monopolista transnacional ya no precisa de estados base para su operativa. El marco jurídico institucional y las normativas y regulaciones públicas, el contrato social y las cartas magnas nacionales, son a menudo un contratiempo y un obstáculo para la competitividad de los negocios y la apropiación de las plusvalías.
Para el neoliberalismo una oportunidad de saqueo de tal magnitud no se presenta todos los días. La reconquista de Rusia se diseñó y planificó para convertirse en la mayor orgía capitalista jamás contada. Primero saquear, desmantelar, privatizar, robar, acumular, … siempre habría tiempo para la tediosa construcción administrativa, legal y reglamentaria que tanto aborrece el capitalismo neoliberal.De la noche a la mañana, el capitalismo 2.0 reinaba sobre los escombros del estado soviético sin haberse levantado aún ningún marco jurídico institucional alternativo.
La grotesca robo-privatización de lo público sin que existiera el mínimo marco legal ni la mínima seguridad jurídica, generó una escalada relámpago, descomunal y sin precedentes, de las actividades criminales en respuesta a la laguna legal y el desgobierno económico. El desmantelamiento institucional que protegía la propiedad pública no fue substituido por otro alternativo que protegiera la propiedad y los contratos privados.
La respuesta evidente ante el vacío institucional y la falta de seguridad y protección jurídica fue la de buscar la protección y el apoyo del crimen organizado ruso que evolucionaría “espontáneamente” para convertirse en el principal sostén de la economía privada capitalista, el defensor de la propiedad privada mal adquirida y garante de la validez de los contratos financieros y comerciales, constituyéndose como una especie de sistema de arbitraje en la sombra que sostiene el nuevo orden capitalista y es capaz de dictar y hacer cumplir ciertas normas básicas para reducir la incertidumbre en los intercambios y los negocios.
Más del 70% de todos los contratos a mediados de los 90 se cumplimentaron al margen del marco legislativo. El crecimiento en el número de bandas criminales involucradas en la violencia empresarial fue espectacular. En 1991 había 952 grupos criminales; en 1992, 4.300; en 1993, 5.691; …
Así pues, la emergencia explosiva del crimen organizado durante los primeros años 90s puede considerarse como una respuesta institucional informal para proteger los derechos de propiedad y los contratos, la tercera pata imprescindible para el buen funcionamiento del nuevo orden neoliberal.
Criminal capitalismo
El capitalismo terminal burbujista neoliberal es profundamente cortoplacista. La especulación financiera domina y va por delante de una economía real reducida cada vez más a un mero papel secundario como base del hiper-apalancado casino financiero. Es su absoluta irresponsabilidad por las consecuencias criminales de sus envestidas fulgurantes, de sus burbujas y pinchazos, estafas, terapias de choque, reformas laborales, reformas constitucionales, robos de activos, salarios, pensiones, ahorros, … lo que lo convierten en el peor sistema de organización social jamás imaginado.
Como los resultados de sus envestidas son impredecibles, la degeneración mafiosa del capitalismo ruso seguramente no respondió del todo a los parámetros esperados en orden a la consolidación de la penetración de los monopolios transnacionales y el capital financiero.
El criminal capitalismo constituye una distorsionada respuesta a la envestida neoliberal monopolista. El criminal capitalismo en Rusia, impidió el total desmantelamiento y apropiación del país por parte de los monopolios transnacionales. Tras las escaramuzas iniciales, el capital autóctono resistió amparándose en las estructuras y redes mafiosas que acabarían controlando la misma administración estatal.
Una alternativa al “estado fallido” es la constitución de clanes que intentan desempeñar o sustituir las funciones que corresponderían a un estado consolidado. En ausencia de instituciones administrativas válidas, los grupos sociales tienden a reorganizarse amparándose en estructuras tribales, clánicas, o grupos de obediencia criminal como las mafias. El planeta se está llenando de estructuras substitutivas o alternativas al modelo de estado-nación que funcionan en paralelo o substituyen la mayoría de las funciones del estado.
Los Grupos Financiero-Industriales (FIGs)
Algo así ha ocurrido en Rusia. Sobre la tabula rasa del estado soviético no se ha edificado un nueva administración estatal capitalista fiable y funcional según los parámetros deseados por el capitalismo monopolista transnacional. Tras diez años de caos en los que el pueblo ruso fue reducido a la miseria más atroz y perdió más de 10 millones de almas, en Rusia coexisten un seudo-estado corrupto e imprevisible que comparte el poder junto a una amalgama de clanes mafiosos que interactúan y se reparten los negocios a través de los “Grupos Financieros Industriales”.
Emergencia de los FIGs
La liberación de los precios en enero de 1992 provocó una inflación descomunal que depreció los ahorros depositados en los bancos en un 99%. Las empresas, ahora sin contratos estatales, no podían siquiera pagar salarios. La mayoría de los “capitalistas populares” se vieron obligados a malvender sus vales a los pocos que tenían dinero fresco. En 1994, 3/4 de las empresas habían pasado a las "manos privadas" de funcionarios corruptos y gansters.
Se había acabado el “capitalismo del pueblo”. Apropiación, acaparamiento, desmembramiento y reparto de de activos públicos por grupos criminales cleptócratas en los centros de decisión fueron la tónica del proceso de privatización. Por si acaso, Yeltsin bombardeó el parlamento en octubre de 1993, una cámara que se había mostrado demasiado proclive al “capitalismo popular”.
Ya sin el control parlamentario, Potanin, Chubais y otros amiguetes de Yeltsin, diseñaron un plan, en la primavera-verano de 1995, según el cual el gobierno ruso obtendría préstamos de la banca rusa con la garantía de acciones de las principales industrias estratégicas (petróleo, energía, oro, diamantes, níquel, ... ). En caso de impago del gobierno, los bancos tendrían el derecho a subastar las acciones de las compañías.
El plan "préstamos por acciones" ha sido calificado del mayor robo de la historia. De principio a fin fue una operación planificada de sustracción de activos organizada por y para un grupo de futuros oligarcas provenientes de un pequeño círculo de funcionarios corruptos compinchado con el crimen organizado.
Un gobierno corrupto y sin ingresos pidió prestado a los bancos (controlados por mafiosos y oligarcas), avalando los préstamos con los monopolios y empresas públicas. Como estaba previsto desde buen principio, no devolvió los créditos obtenidos en la fecha de su vencimiento. Se pasó a la subasta, donde los participantes eran individuos o compañías controladas por los mismos bancos. En todos los casos los paquetes de acciones subastados se obtuvieron por un pequeño plus sobre el precio irrisorio de salida.
Onexim bank, controlado por V. Potanin, uno de los diseñadores del plan, se quedó con el 38% de Norilsk Nickel (productor de 1/5 del níquel y 2/5 del platino mundial) por 170,1 millones de $ (el 0,1 añadido a los 170 millones fue el plus que se pagó sobre el precio de salida de la subasta). En 2003 su valor estaba tasado en 53.000 millones de $. Otras compañías subastadas fueron: Sibneft (petróleo), adquirida por 100,3 millones de $, Sidanko (petróleo), por 130 millones de $, Yukos (uno de los productores de petróleo mayores del mundo), que fue adquirida por el banco Menatep, el banco de Mijail Khodorkovski, por 159 millones de $ ... Tras el reparto siete "banqueros" habían obtenido el control del 50% de la economía rusa.
Una vez repartido el pastel (Yukos, Sibneft, Lukoil, Surgutneftegaz, Norilsk Níkel, Mechel, …), se había constituido un grupo privilegiado de oligarcas (V. Potanin, B. Berezovsky, M. Khodorkovsky, M. Prokhorov) con enormes recursos para apoyar la continuidad del rumbo político y económico marcado por Yeltsin (reelección en 1996).
Datos sobre los FIGs rusos
La consolidación de los FIGs
A finales de los 90s el crimen organizado había conseguido un control sustancial sobre las empresas privatizadas gracias a su papel de árbitro y garante del sistema, resolviendo disputas corporativas, asegurando el pago de deudas y la resolución de los contratos. También se habían convertido en prestamistas para emprendedores (Start-ups ) y empresas, intercambiando préstamos por acciones y acabando por controlar a muchos de sus clientes.
Tras la privatización, unas pocas estructuras industriales monopolistas mafioso-dependientes, con un capital altamente concentrado, dominaban, al completo, el panorama económico y social de Rusia.
R. M. Gates, antiguo director de la CIA, estimaba en 2001que 2/3 del comercio, el 80% de la banca, buena parte de las bolsas de valores y 150 grandes empresas públicas, estaban controladas por el crimen organizado. El 40% del PIB estaría en manos de la mafia en connivencia con la corrupción y los negocios
Tras la privatización se constituyeron de inmediato Grupos Financiero-Industriales (FIGs), amalgamas de monopolios y bancos que pretendían ser la versión rusa de los keiretsu japoneses o chaebol sur-coreanos. En realidad, estas estructuras empresariales funcionaban como clanes vinculados a determinados grupos del crimen organizado. Los principales FIGs eran: Inkombank Group, Most-Bank Group, SBS-Agro Group, Oneximbank Group, Menatep Bank Group, Rossiysky Kredit Group, etc.
A mediados de los 90 había 27 grandes FIGs que concentraban 446 corporaciones (65 bancos) y tenían más de 2 millones de empleados. Muchos de estos FIGs quedaron bajo el control del crimen organizado desde su misma fundación. A parte de los grandes FIGs, se formó una nebulosa de miles FIGs según la fórmula banco-corporaciones, en todos y cada uno de los sectores de la economía con los bancos funcionando en régimen de gestoría financiera (lavado de dinero) y fuente de información al servicio de los grupos criminales.
A la cabeza de cada grupo hay algunas empresas de carácter monopolista junto a uno o varios bancos. En un segundo nivel se agrupan algunas firmas secundarias y un tercer nivel de filiales tapadera. Un elemento clave del grupo es una organización de lobbying estructurado que procura por sus intereses ante las instancias estatales. La dirección y el control así como la apropiación de la mayor parte de las rentas obtenidas, se concentra en un reducido número de individuos que poseen entre el 30 y el 50 % de las acciones del grupo.
Estos FIGs administran y controlan las infraestructuras sociales (clínicas, ambulatorios, guarderías, vivienda, sindicatos, …) de sus empleados operando como verdaderos clanes.
Un indicio de la estructura de clan es que los bancos pueden retener durante meses los salarios de los empleados para usarlos en alguna operación especulativa que puede revertir (o no) rentas adicionales al clan. También es corriente "desviar" los salarios debidos para apoyar campañas electorales de candidatos favorables al clan. Se trata de un complicado sistema de lazos financieros mutuos entre empresas, bancos y agencies de gobierno regionales o federales y sobre todo de conexiones personales de clan.
De hecho, estas estructuras clánicas constituyen la base del poder político. La intersección de intereses entre ambas esferas de poder es a menudo compleja. Algunos clanes apoyan diversos partidos simultáneamente y muchos partidos tienen el apoyo de diversos clanes.
Lo que da solidez a estos clanes son sus estrechos lazos con el crimen organizado. Aunque exista cierto grado de competencia formal económica entre ellos, en lo fundamental la lucha es informal. Lo importante son las conexiones personales, los pactos y acuerdos para dividirse el mercado y las esferas de influencia, el establecimiento de “reglas” pactadas de competencia, etc, a parte de las prácticas habituales criminales como los chantajes, sobornos, asesinatos, etc. Se trata de una batalla entre fuerzas que están tratando de regular el mercado. Cada clan trata de regular el mercado a su favor y el clan más fuerte - no el productor más competitivo – es el que se impone.
En ningún otro caso histórico el crimen organizado ha conseguido tanto poder económico y político como en los países neo-capitalistas de la antigua URSS. Tanta corrupción al más alto nivel no podía tener otra consecuencia que la de crear una perfecta relación simbiótica entre la administración oficial y el crimen organizado. Los rusos habitan un medio capitalista neoliberal en el que la ilegalidad está más premiada que perseguida y en el cual el crimen organizado se ha atribuido la función del control y el gobierno de la sociedad.
El arbitraje de Putin y la la estabilización
La ascensión de Putin se gestó durante el período de la hiperdepresión con el PIB en caída libre, el 80 % de la población en la pobreza, un presidente Yeltsin borracho, cleptómano y enfermo, las bandas del crimen organizado encastradas en la mayoría de sectores económicos, enfrentadas, guerreando entre si a pistoletazo limpio, y unos niveles de corrupción escalofriantes. Putin encarnó el arbitraje como condición sine qua non para el mantenimiento del nuevo estatus quo.
El nuevo Estado reorganizado por Putin y sus allegados funciona como árbitro de la estructura clánica post-soviética constituyéndose como el clan más poderoso. Sin apenas ingresos tangibles, el estado ruso se estaba diluyendo como un terrón de azúcar. A despecho de los mercados y las agencias internacionales Putin recuperó para el estado parte de las rentas energéticas que estaban siendo acaparadas por algunos clanes mafiosos (quiebra forzada y nacionalización de Yukos y arresto de Mikhail Khodorkovsky y monopolio de Gazprom) y se aseguró el respaldo de una mayoría de los oligarcas (Gennady Timchenko, Vladimir Yakunin, Yuriy Kovalchuk, Sergey Chemezov).
También renacionalizó activos en manos de multinacionales extranjeras. Royal Dutch Shell y sus asociadas japonesas se vieron obligadas a ceder sus participaciones en la prometedora joint venture Sakhalin II para explotar dicho rico yacimiento de petróleo y gas. BP se vio compelida a ceder el rico yacimiento de gas de Kovykta (Este de Siberia) a Gazprom
En 2003 el estado controlaba sólo el 10% de la producción de petróleo. En 2008 el 44 % de la producción petrolífera había vuelto al sector público que además controlaba el 85% de la producción de gas. La reciente reconstitución del antiguo monopolio de la producción de energía eléctrica ha soliviantado los vociferantes foros del neoliberalismo.
¿Ha creado Putin una estructura vertical de mando del tipo prusiano o soviético? ¿Una especie de restauración autoritaria? La realidad es más prosaica. El estado de Putin es el clan de Putin. Lo que hay en todas las instancias del estado mafioso ruso es una compleja red de lealtades clientelistas en la que todos trabajan frenéticamente por su cuenta y en la que unos tapan o protegen a otros o se reparten las tareas (por ejemplo la policía y el ejército extorsionan y recaudan a los pequeños negocios mientras que el servicio secreto – FSB - tiene la exclusiva de las grandes corporaciones).
No existe un enfrentamiento entre una supuesta ala “liberal” (Memdev aparecería como su portaestandarte) y un ala “estatista” (siloviki o pro Putin). La realidad tras las espesas cortinas de la prensa y la TV, no es una lucha “ideológica” sino una solapada guerra ilegal entre una docena de clanes mafiosos que utilizan todo tipo de trucos para acaparar la máxima porción de las rentas y flujos de caja que produce el sistema. Se trata de una competición entre competidores con los mismos propósitos y objetivos.
Un objetivo habitual es la apropiación de una empresa por un clan rival (raiderstvo). La toma de posesión ilegal de empresas, "Raiderstvo", es un fenómeno bien documentado en Rusia. Muy a menudo la manipulación y el abuso de mecanismos aparentemente legítimos tales como la quiebra y el enjuiciamiento penal son los métodos preferidos de obtener el control/robo de las empresas. El Raiderstvo no podría existir sin el apoyo directo y la connivencia de las autoridades, los fiscales, la policía y los tribunales. Las mismas autoridades estatales rusas han llevado a cabo multitud de adquisiciones de empresas privadas utilizando métodos similares. Más de 100.000 empresarios están encarcelados en la actualidad y uno de cada 6 empresarios reconoce haber sufrido acoso criminal.
Los raiders falsifican los poderes de procuradores y transfieren ilegalmente activos corporativos o inician causas judiciales frívolas y pagan a los jueces para que otorguen a los demandantes millones de dólares en daños y perjuicios. Complots para forzar una quiebra, complots judiciales, falsificación de títulos de propiedad de terrenos,…, son tácticas muy utilizadas.
Perder tu puesto en esta red pude significar la ruina y la cárcel y esto incluye a las más altas instancias del tinglado. La aparente “estabilidad” tiene que ver más bien con la enorme peligrosidad que implica dejar un cargo o salir de un departamento que cualquier otra cosa. Las leyes anti-prevaricación, tribunales y los jueces, existen para destruir y liquidar a cualquiera que caiga fuera de los favores de las redes clientelistas mafiosas. Si existe algún tipo de jerarquía o verticalidad en la Rusia actual es la de la impunidad. Si eres un oficial de la FSB (servicio secreto) puedes trabajar también como sicario puesto que tu empleo oficial te asegura la impunidad total en su segundo empleo.
Así pues, la particular estabilización de Putin, la depreciación del rublo y la subida meteórica de los precios de las materias primas y los combustibles fósiles sacaron al país de la hiperdepresión y del abismo del estado fallido. Entre 1999 y 2008 el PIB ruso creció a una media del 7% anual. En 2004 el PIB había recuperado el nivel de 1991.
Pasada la euforia depredadora inicial y tras la desestructuración, desmantelamiento, desmembramiento y reparto de los activos públicos, los mercados y las multinacionales no están del todo a gusto con la situación actual surgida de su arrogante precipitación y de su codicia criminal. Unas ciertas dosis de corrupción, tráficos ilícitos, prevaricación, y fraude fiscal, le sientan bastante bien al actual sistema capitalista multinacional. La informalidad rejuvenece y dinamiza, dirían en las escuelas de negocios. Pero los estados fallidos o el criminal capitalismo no son demasiado buenos para la mayoría de los negocios. Este es el dilema actual frente a la “estabilidad” conseguida por Putin. Rusia estuvo a punto de convertirse en un estado (nuclear) fallido a finales de los 90. La estabilización de Putin evitó el desastre pero convirtió a Rusia en un estado criminal-capitalista, detrayendo buena parte de los activos y flujos de rentas de los canales habituales de acumulación del capitalismo monopolista neoliberal.
El Matrix ruso
Los políticos y economistas neoliberales afirman que Rusia y los antiguos países del Este, gracias al consejo y guía del FMI y otras agencias neoliberales (G7), se han “normalizado”. En cualquier caso, la “transitología” neoliberal acusa al legado soviético por las extrañas deformidades del capitalismo ruso actual. La normalización rusa se entiende como:
1. La transición no ha sido un proceso demasiado catastrófico. La depresión fue más bien suave (más bien una recesión) y la economía se recuperó rápidamente (en 2003 se habría recuperado el PIB de 1989)
2. El culpable, en todo caso, no fue la rápida liberalización de Yeltsin y las “terapias de choque” del FMI y el G7 sino la naturaleza del sistema soviético que causó su colapso y la subsiguiente depresión. La rápida liberalización habría evitado males mayores.
3. La escalada del crimen organizado junto a una corrupción galopante se deben a la herencia soviética.
4. Estos países han cruzado el umbral desde un estado autoritario con economía centralmente planificada hasta un virtuoso sistema democrático de libre empresa en el que la demanda de los consumidores gobierna la oferta bajo el imperio de la ley, y en el que los salarios y las rentas se fijan negociadamente de acuerdo con la ley oferta y demanda.
5. La criminalidad se ha ido reduciendo con el paso del tiempo. Los oligarcas y cleptócratas que saquearon y se apropiaron del patrimonio soviético se han transformado, como ocurriera con los “robber barons” John dockefeller y J.P. Morgan, en empresarios emprendedores de primera clase, verdaderos motores de la occidentalización.
6. Los antiguos países de la Unión Soviética se han convertido en economías con amplias clases medias, avanzando rápidamente en el trayecto hacia el estatus de las economías occidentales desarrolladas.
1. ¿La transición no ha sido un proceso demasiado catastrófico?. ¿La depresión fue más bien suave (más bien una recesión) y la economía se recuperó rápidamente?
La hiperdepresión post-soviética (1990-98) fue mucho más profunda que la gran depresión norteamericana y costó la vida a más de 10 millones de rusos.
Los sovietólogos acusaban de exageración a las estadísticas soviéticas (tendencia del sistema planificado a presentar buenos resultados de producción). Estadísticos de la CIA recalcularon los datos presentando una serie entre 1913 y 1987 con un crecimiento medio del PIB anual del 4,0% en rublos (1917-1989: 4,7% en dólares)
Angus Maddison, uno de los especialistas en economía soviética que más recorta las cifras de estadísticas oficiales, publicó sus resultados en 2003 que constatan la hiperdepresión con una caída del PIB del 45% entre 1989-1998 y un desempleo del 25%.
La realidad de la hiperdepresión no fue sólo una cuestión de cifras. Estudios sociológicos confirman un aumento sin precedentes en las defunciones (3,4 millones murieron prematuramente entre 1990-98) causadas por las privaciones y la miseria sin que se produjeran guerras, pandemias u otros factores extraordinarios. La hiperdepresión, constatada por las cifras de Maddison, fue real y letal.
El colofón a la hiperdepresión fue la burbuja neoliberal de 1996-98 y el crac subsiguiente. La administración rusa estaba financiando sus crecientes gastos con préstamos del exterior. Los inversores extranjeros adquirían deuda rusa a cambio de altos intereses. Sólo para poder pagar estos intereses el gobierno ruso empezó a pedir prestado emitiendo deuda en forma de bonos a corto plazo (los GKOs). Para poder colocarlos a unos inversores con la mosca en la nariz hubo que subir, subir y subir los intereses. En mayo de 1997 se pagaban unos intereses ya superiores al 150% anual.
Tras la reelección de Yeltsin, el gobierno permitió la compra de GKOs por extranjeros. Chase Manhattan, UBS, Credit Suisse, First Boston, Republic Bank… se lanzaron a la caza del GKO. Para poder pagar estos vencimientos el gobierno recurrió a emitir más GKOs. Se trataba el típico esquema piramidal Ponzi: Con los nuevos préstamos pagar los intereses de los anteriores.
Los inversores rusos y extranjeros participantes en el casino GKO se hicieron de oro mientras duró la orgía. Los GKOs resultaban tan lucrativos que los mismos bancos rusos invirtieron masivamente en ellos en lugar de hacer préstamos comerciales.
El 6 de octubre de 1997 el principal índice de la Bolsa rusa alcanzó su máximo histórico (571, un año después caería a los 37 puntos) convirtiéndose en el mercado financiero emergente más ardiente del planeta. Pero el sueño ruso iba a durar muy poco. Con la resaca de la crisis financiera asiática de 1997 los inversores que empezaron a retirarse silenciosamente convirtiendo sus activos en rublos a dólares.
Sin embargo y a pesar de los malos indicios, los mercados confiaban en que Rusia era demasiado “nuclear” para caer. Bank of America, Credit Suisse, First Boston Corp., Lehman Brothers, Merrill Lynch, Goldman Sachs y Citibank habían prestado grandes sumas a los especuladores.
En mayo de 1998, L. Summers convenció a Clinton para obtener del Congreso una contribución extraordinaria de 10.000 mill. de $ al FMI para “salvar el capitalismo en Rusia”. Aún en junio de 1998, Goldman Sachs abrió una suscripción de eurobonos rusos por valor de 1.025 millones de $ que colocó íntegramente.
En agosto, la bolsa de Moscú tuvo que cerrar varias veces al producirse caídas diarias de más del 10%. La liquidez desapareció del mercado. El gobierno ruso se declaró en bancarrota, anunció una suspensión de pagos unilateral de los GKOs y dejó flotar el rublo.
En menos de 24 horas la caída en picado del rublo hizo subir los precios al por menor más de un 30%. Los depósitos bancarios fueron congelados por un decreto – 2 meses de corralito – y las tarjetas de débito dejaron de funcionar. Docenas de bancos cerraron y desaparecieron (sólo un puñado de bancos controlados por la mafia y los oligarcas fueron rescatados por el Banco Central ruso). En pocos días se evaporaron los ahorros de los ciudadanos que, sin poder sacarlos de los bancos, veían como iban perdiendo su valor junto con el rublo.
Los que no perdieron su empleo se encontraron con que no podían cobrar su salario. Cuando finalmente cobraron, éste había perdido más de los 2/3 de su valor (la caída media fue de 160$ a 55$/mes) y el número de rusos viviendo por debajo de la línea oficial de pobreza pasaba al 40%.
El PIB de 1997 había sido de 422.000 millones de $. En 1998 apenas llegó a 132.000 millones, una caída del 74%.
Los valores de la bolsa cayeron un 90% en un año. El rublo un 75%. La inflación se disparó. Frente al descalabro monetario y financiero se volvió al trueque. Los maestros de Voronezh tuvieron que cobrar sus clases en lápidas mortuorias. Así pues, la “Transición” fue un proceso catastrófico sin paliativos. En los 90 el gran hito de la mundialización dirigida por el tándem FMI-BM resultó en la conversión del “2º Mundo” (antiguo bloque soviético) en 3r Mundo, con el mayor y más rápido incremento de la pobreza registrado en la historia: de 14 millones a 170 millones en menos de cuatro años.
La hiperdepresión generó una verdadera debacle demográfica sin precedentes en tiempos de paz. Una media anual cercana al millón de rusos fue borrada de las estadísticas demográficas desde 1991 hasta mediados de la primera década del siglo XXI.
2. ¿El culpable, en todo caso, no fue la rápida liberalización de Yeltsin y las “terapias de choque” diseñadas por el FMI y el G7, sino la naturaleza del sistema soviético que causó su colapso y la subsiguiente depresión?. ¿La rápida liberalización habría evitado males mayores.?
La URSS había demostrado gran capacidad de recuperación del desastre en varias ocasiones (1917-21 y 1940-45). Además, otras economías de planificación central evolucionaron hacia una economía de mercado capitalista sin que se produjera una depresión.
Lo que causó la hiperdepresión fue la codicia y el cortoplacismo desenfrenado neoliberal que orientó y planificó las famosas terapias de choque. Washington estuvo siempre al corriente de los manejos criminales más burdos. Clinton dejó que fueran los financieros de Wall Street los que dirigieran la política norteamericana respecto a la transición capitalista del antiguo bloque soviético. El portaestandarte de toda la operación fue el "Russian Privatization Center" con fuertes lazos con la Universidad de Harvard.
El Centro recibió fondos y préstamos del Tesoro de EEUU, del FMI, del Banco Mundial, del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, de la Unión Europea, de Alemania y de Japón que superaron los 4.000 millones de $.
La administración de Clinton y A. Gore no dudó en tapar los de escándalos, contubernios criminales, fraudes, robos y lavado de dinero en su misma trastienda - el Bank of New York fue utilizado como lavadora del crimen organizado ruso - desatendiendo los informes de la CIA que denunciaban la situación, alegando el temor a un triunfo de la oposición comunista a Yeltsin. Todos los indicios sobre corrupción, fraude y penetración del crimen organizado fueron descartados y el FMI y el Tesoro USA siguieron reforzando y enriqueciendo a los nuevos "capitalistas" rusos, es decir a la mafia y la corrupción a gran escala, con tal de que la burbuja siguiera creciendo. Los principales responsables de la política norteamericana con respecto a la transición rusa fueron el vicepresidente Al Gore y el entonces funcionario del Tesoro y hoy alto consejero económico de Obama y artífice del "Bad Bank", Lawrence Summers, los cuales, refiriéndose a los oligarcas tan notorios como corruptos - Boris Nemtsov y A. Chubais - (íntimos amigos personales de ambos) les calificaron, en 1996, sin sonrojo alguno, como el "dream team económico" de Rusia.
3. La escalada del crimen organizado junto a una corrupción galopante ¿se deben a la herencia soviética.?
Existían mafias organizadas durante el periodo soviético que suministraban productos de importación ilegal a la nomenclatura. Pero su papel y su importancia eran absolutamente marginales. El nexo habitual entre el descalabro económico social y político de una depresión y el avance del crimen organizado se vio incrementado por las privatizaciones relámpago y el desmantelamiento institucional que protegía la propiedad pública sin que fuera substituido por otro alternativo que protegiera la propiedad y los contratos privados.
La alternativa al vacío institucional y la falta de seguridad y protección jurídica fue la de buscar la protección y el apoyo del crimen organizado ruso que evolucionaría “espontáneamente” para convertirse en el principal sostén de la nueva economía privada capitalista, el defensor de la propiedad privada mal adquirida y garante en la sombra de la validez de los contratos financieros y comerciales. El crimen organizado institucionalizado como la única estructura capaz de dictar y hacer cumplir ciertas normas básicas para reducir la incertidumbre en los intercambios y los negocios del nuevo orden capitalista.
Esta situación no ha variado sustancialmente. Se ha producido una cierta evolución natural en las formas de extracción de rentas aumentando la gama y sofisticación de los procedimientos de extorsión. En 2009 Rusia sufrió las consecuencias del crac financiero de 2008 experimentando una caída del PIB del 8%. Las estadísticas “oficiales” del crimen admitieron una escalada de los delitos (el ministerio del interior reconoció el descubrimiento de 429.000 crímenes económicos, un aumento de los sobornos el 13% en relación a 2008 y unas pérdidas relacionadas con este tipo de delitos de 33.000 millones de $).
El auditor externo Price Waterhouse Coopers concluyó que Rusia detenta el liderazgo en el ranking del crimen económico (una categoría que incluye apropiación indebida, contabilidad fraudulenta, corrupción, lavado de dinero, fraude fiscal, manipulación de precios y cartelización). Según la auditoria al menos un 71% de las empresas rusas habían experimentado alguna forma de intervención criminal de la krysha (“tejado”, eufemismo de la protección que ofrece le crimen organizado) (un 13% más que en 2007) con una notable vuelta a los métodos más violentos de extorsión.
4. ¿Estos países han cruzado el umbral desde un estado autoritario con economía centralmente planificada hasta un virtuoso sistema democrático de libre empresa en el que la demanda de los consumidores gobierna la oferta bajo el imperio de la ley, y en el que los salarios y las rentas se fijan negociadamente de acuerdo con la ley oferta y demanda.?
La virtuosidad del nuevo sistema neoliberal se concretó en una redistribución desigualitaria de la renta y la riqueza de unas proporciones descomunales. Los multimillonarios aparecieron como setas mientras la hiperdepresión (PIB -34% entre 1991-95; -70% en 1998) conducía a una pauperación en masa y una crisis social sin precedentes (acompañada por una diferenciación espacial acelerada). Los índices de criminalidad y asesinatos se doblaron mientras la esperanza de vida se reducía en 5 años. A finales de 1992, el 40% de los pensionistas cobraban menos de la mitad del nivel de subsistencia. Tras la debacle de los noventa, la recuperación económica no ha traído la liberalización de la economía o de la política sino más bien todo lo contrario.
Enmudecimiento de los medios de comunicación:
Rusia es el tercer país más peligroso del mundo para el periodismo (detrás de Irak y Algeria) Putin domina todos los canales de TV y la gran mayoría de los medios escritos. Sólo se le escapa Internet pero el FSB está trabajando duro para establecer controles en la red.
El 85% de los rusos afirman que la TV es su principal fuente de información. Al principio de su mandato, Putin chocó con Boris Berezovsky y lo desplazó del control de ORT (la cadena con mayor audiencia) convirtiéndola en su principal portavoz (Canal Uno). Seguidamente forzó al oligarca Vladimir Gusinsky a abandonar el país pasando su cadena de TV (NTV) a manos de Gazprom. En 2003 Putin dominaba o controlaba la TV al completo y los “informativos” se convertían en algo parecido a la propaganda de los NODOS del franquismo. La TV rusa no refleja la realidad ni la espontaneidad (todos los programas y shows son en diferido y censurados desde 2004) sino que crea un universo paralelo desconectado.
El periódico Kommersant (propiedad de Berezovsky) mantenía un punto de vista independiente y era valorado por sus informaciones sobre negocios y política. El periódico fue comprado por una filial de Gazprom en 2006. Izvestiya ya había sido comprada por Gazprom en 2005 para dejar de informar y convertirse en un anodino tabloide. Otras publicaciones absorbidas por el clan de Putin son Nezavisimaya gazeta, Novye Izvestiya, Moskovskiye novosti, Segodnya, Itogi, Obschaya Gazeta, Komsomolskaya Pravda, … Las pocas publicaciones que han quedado fuera de la órbita putiniana son de tipo regional o de dimensiones muy reducidas.
En Internet el clan Putin está recuperando rápidamente el terreno cedido. Live Journal, el servidor norteamericano de alojamiento de blogs más popular entre los más de 300.000 blogueros rusos, fue adquirido en 2006 por Antón Nosik, un acaudalado capitalista con residencia en los EEU y cercano al Kremlin.
En febrero de 2008 se promulgó la “ley sobre los medios de comunicación” que pretendía poner un bozal a Internet. En abril de 2008 un nuevo decreto ley, aún más restrictivo, reforzaba la ley de febrero. A finales de 2008, Rinet, el más conocido y antiguo proveedor de acceso a Internet ruso, usado por muchos blogueros disidentes, fue obligado a cerrar acto seguido de una perquisición conducida por la policía secreta que se llevó todos los servidores para investigarlos.
¿Sindicatos?
Los sindicatos “oficiales” son semejantes a los amarillentos sindicatos verticales de la época franquista. Juegan un papel clientelar subordinado al clan o Grupo Financiera Industrial al que pertenecen y actúan como distribuidores de los beneficios que otorga el FIG.
El amarillismo de los sindicatos “oficiales” es tan exagerado que en los últimos años han aparecido y se están desarrollando nuevos sindicatos alternativos (con fondos solo de cotizaciones) que se han implantado con relativa fuerza entre los mineros, portuarios, trabajadores del ferrocarril y obreros de empresas multinacionales, a pesar de los repetidos casos de represalias, torturas y asesinatos perpetrados por los sicarios contratados por la patronal.
Estos sindicatos “libres” se saltan las legislaciones anti-obreras (fruto de sucesivas “reformas laborales” neoliberales) que dan escaso margen a la protesta y a la organización y han organizado huelgas ilegales (2007) contra multinacionales: Nestlé, Leroy Merlin (grandes superficies), y contra RUSAL (el mayor productor de Aluminio del mundo, en manos del oligarca Oleg Deripaska ) obteniendo aumentos de sueldos considerables.
5. ¿Los que saquearon y se apropiaron del patrimonio soviético se han transformado, como ocurriera con los “robber barons” John dockefeller y J.P. Morgan, en empresarios emprendedores de primera clase, verdaderos motores de la occidentalización.?
Los índices de criminalidad y corrupción no han descendido en absoluto durante los 20 años transcurridos desde el inicio de la “transición” sino todo lo contrario. La corrupción y la criminalidad se han convertido en consustanciales del capitalismo ruso (algunos autores, en la Wikipedia, se refieren a la Federación Rusa como a un estado mafioso)
La corrupción endémica e institucionalizada existente en el privatizado sistema educativo ruso, desde el jardín de infancia hasta la universidad de élite, es un termómetro ajustado del nivel de corrupción criminal global que atenaza a la sociedad rusa.
Por supuesto, los oligarcas y nuevos ricos rusos envían a sus vástagos a estudiar al extranjero. Las instituciones educativas privadas de Inglaterra y Suiza, en todos los niveles educativos, recolectan sustanciosos ingresos de sus acaudalados clientes rusos.
Pero para el ruso de a pie, el nuevo sistema educativo capitalista es de pago. Pero el pago no se limita a la matrícula y los gastos relacionados con el estudio sino que son regla los sobornos de todo tipo. El sistema de pagos “informales” está generalizado en todos los ámbitos. Para los estudiantes, la “normalidad” de los sobornos educativos los prepara para una sociedad en la que imperan la corrupción y la criminalidad. Las familias pagan entre 1000 y 2000 $ de sobornos para ingresar a sus niños en las guarderías (la demanda supera la oferta y las listas de espera superan los 3 años), para poder matricularse en el instituto más próximo, para obtener buenas calificaciones, pasar de curso, para superar la selectividad (con buena nota costaba en 2010 entre 3500 y 5500 $), para poder ingresar en determinada universidad, para poder “repetir” un examen (el profesor mal pagado prepara, adrede, un primer examen difícil para obligar a sus pupilos a repetirlo a cambio de un suplemento informal que le permita subsistir), …
En un artículo en The Guardian de finales de 2010, referente a telegramas sobre Rusia publicados por WikiLeaks, se describen algunos rasgos del funcionamiento de una estado de estas características:
• Los espías rusos utilizan los servicios de capos mafiosos para llevar a cabo operaciones de tráfico de armas.
• La policía, las agencias de espionaje y los fiscales controlan y operan redes de extorsión “protegiendo” a sus clientes (empresarios, políticos, gansters, … ) a cambio de suculentas primas.
• Los sobornos funcionan como un flujo impositivo paralelo y finalista, canalizado directamente a los bolsillos de la policía y los servicios de seguridad (FSB)
• Investigadores de las mafias rusas en España han compilado una extensa lista de fiscales, militares y políticos rusos implicados en las redes del crimen organizado.
Evitar el servicio militar, registrar una nueva compañía, comprar un apartamento, conseguir una plaza escolar o universitaria, pasar un examen, ser declarado inocente por cargos criminales, sean falsos o válidos, recibir tratamiento médico, … todo ello requiere sobornos. La plaga de sobornos es endémica inflando hasta un 50% el coste de cualquier transacción, desde una compraventa de armas hasta la construcción de una autopista.
Con el tiempo, lo que ha sucedido no ha sido una descriminalización de la sociedad y la economía rusas, sino, por un lado, una forzosa adaptación por parte de empresarios, trabajadores, clientes, proveedores, etc., al sistema, acostumbrándose a operar en un entorno habitual de corrupción y criminalidad (adaptarse o morir), y por otro una natural evolución y sofisticación en las prácticas criminales corruptas.
No existe ni siquiera una dualidad sectorial (economía formal dominante versus economía informal residual) sino que ambos sectores se solapan y entremezclan con predominio y preponderancia profunda del crimen sobre el conjunto y cuya “formalidad” o “normalización” es simple y pura fachada.
Actualmente el crimen organizado ofrece a los empresarios una extensa gama de servicios: protección contra la extorsión por parte de otras bandas, defensa contra el acoso de la ley por parte de agencias estatales corruptas, protección de la propiedad, cobro de deudas, asistencia en aduanas, asesoría de bufetes de expertos “legales”, servicios de la banca controlada por la mafia (la operativa de estos bancos es muy útil para obtener información para el negocio criminal - transferencias, cartas de crédito, … - y resulta crucial para las transferencias de fondos y el blanqueo de capitales) , …
Rusia se encuentra en la parte inferior de los 22 países evaluados y un lugar por debajo de China en el Índice Transparency International Bribe Payers Index, que mide el nivel de soborno corporativo. El índice TIBPI pretende medir la corrupción corporativa en lugar de la corrupción del sector público que ya refleja el índice Corruption Perception Index de manera global, que en 2010 puso a Rusia en el puesto 154 de 178 países con una puntuación absoluta de 2,1 en la parte baja de la escala del 1 a 10.
6. ¿Se han convertido en economías con amplias clases medias avanzando rápidamente en el trayecto hacia el estatus de las economías occidentales desarrolladas?
Según Medvedev, las clases medias constituyen el instrumento clave para el objetivo de la modernización económica y política de Rusia.
Según un estudio de Rosgosstrakh (una empresa pública de seguros) en 2007, el grupo que registraba mayor incremento de renta era el situado entre los que ganaban entre $125,000-$250,000 anuales. Había 200.000 hogares (0,37 % del total) con ingresos anuales superiores al millón de $. Sólo el 6,7% de los rusos ganan más de 930 $/mes. La renta media per cápita es de 279 $ y el salario medio es de 420 $ (el salario medio agrícola no llega a los 190$ y el de los maestros y profesores es de 273 $) . Así pues, incluso en el momento álgido de la recuperación económica el número de posibles miembros de las “clases medias” era extremadamente pequeño.
Las estadísticas "per cápita" omiten cualquier referencia a la desigualdad, la mortalidad, la morbilidad, la tremenda degradación medioambiental, el deterioro de las infraestructuras y servicios públicos, ...
Los ricos viven en barrios exclusivos con vallados electrificados (como la Rublyovo-Uspenskoye Road en las afueras de Moscú) aunque la gran mayoría sus más preciadas comunidades valladas están fuera de Rusia. Esta nueva clase capitalista se siente insegura en su propio país. Tienen a sus familias viviendo en Londres o París, a sus hijos estudiando en Cambridge o en Oxford y su dinero en Suiza o las Islas Caimán.
El crecimiento económico ha sido y seguirá siendo enormemente desproporcionado a favor de los super-ricos. En circunstancias neoliberales, y como está ocurriendo ya en los EEUU y en la UE, las clases medias son un sector en peligro de extinción.
Información sobre Russia:
Russian Analytical Digest
Stephen Holmes: Fragments of a Defunct State
Steven Rosefielde: Russia: An Abnormal Country
Abrazo del Koala: Como se hacen los grandes negocios en Rusia