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Ucrania y el nuevo imperialismo

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G.M. Tamás: "El antiguo nacionalismo estaba basado en la fuerza, la asimilación y el crecimiento, en cambio, el signo de los nuevos nacionalismos (etnicidad, tribalismo, ...) es el de la extrema debilidad"..."Con el nuevo nacionalismo, los países se reinterpretan como tribus con banderas, y los estados como mafias con estatutos".

William F. Jasper.: "Muchos de los participantes en las manifestaciones 'EuroMaidan' en Kiev eran miembros de ONGs fundadas y financiadas por G. Soros y fueron entrenados por estas mismas ONGs en numerosos talleres y conferencias patrocinadas por estas fundaciones. G. Soros se jacta de que ha dado "más que cualquier otra organización donante para la transformación democrática de Ucrania.”"

 ¿Dos imperialismos frente a frente?


Obviamente se ha producido un sonado debate sobre la crisis en Ucrania. El movimiento Maidan fue rápidamente dominado por organizaciones de extrema derecha, incluidos los grupos fascistas, que desempeñaron un papel clave en la lucha callejera que llevó a la toma del poder. El derrocamiento del gobierno pro-ruso de Yanukovich por un movimiento pro-Unión Europea y nacionalista, y su sustitución por un gobierno nacionalista ucraniano de derechas, fue seguido de un levantamiento separatista y la intervención militar rusa que condujo a la anexión de Crimea.

Mientras los medios occidentales atacan el “renovado imperialismo” ruso de Putin, algunos, desde la izquierda argumentan en contra de la toma del poder por los nacionalistas de derecha en Kiev, respaldados por la Unión Europea y el “imperialismo EE.UU.”

Para unos el villano es el imperialismo EEUU, para otros el villano es el imperialismo ruso.

El Imperialismo zarista en Ucrania



Ucrania fue, posiblemente, la colonia más antigua de Rusia, en diversos grados sujeta al imperio ruso desde el siglo XVIII. Bajo los zares, al igual que en otras zonas del imperio, se aplicó una dura política de rusificación. El uso de la lengua ucraniana fue prohibido en la imprenta y en la administración pública. Los ciudadanos rusos fueron designados para todos los puestos administrativos principales, y en el este de Ucrania se establecieron por la fuerza asentamientos de nacionales rusos.

Nacionalismo, Makhnovismo y revolución campesina


Winston Churchill : “Hemos de estrangular al bolchevismo en su cuna.”

Karl Kautsky predijo la llegada del "imperialismo colectivo" - imperialismos actuando en bloque, por ejemplo en relación a las colonias-. En el "imperialismo colectivo" de Kautsky, el "colectivo" se refería al colectivo de estados nacionales con respecto a sus colonias, y tenía razón Lenin planteando que tal cooperación no resistiría la competencia inter-imperialista como atestiguaron las dos guerras mundiales. Sin embargo, tras el primer conflicto mundial, y ante la amenaza revolucionaria en el Este, las potencias imperialistas de la época actuaron “colectivamente” contra los revolucionarios rusos y ucranianos, apoyando sin ambages al sanguinario Ejército Blanco.

A lo largo del siglo XIX el nacionalismo ucraniano cobró fuerza liderado por intelectuales de la clase media pero fue reducido por la represión zarista. Con la revolución rusa de febrero de 1917, el nacionalismo ucraniano resurgió, esta vez con fuerte influencia socialista i comunista. Durante el convulso período de 1917 a 1920, varios estados ucranianos independientes aparecieron brevemente en el territorio dominado hasta entonces por el imperio ruso: la República Popular de Ucrania, el Hetmanato, el Directorio y la pro-bolchevique República Socialista Soviética de Ucrania. En el antiguo territorio austrohúngaro ucraniano se constituyeron sucesivamente la República Popular de Ucrania Occidental y la República Hutsul. Kiev fue ocupada sucesivamente por invasores alemanes, magiares, austriacos, polacos y rusos.

Sin embargo, el factor clave y subyacente de la evolución política y militar de la zona fue la revolución campesina y el reparto de tierras en lo que hasta ahora había sido el granero del imperio ruso.
Entre diciembre de 1917 y enero de 1918, el levantamiento campesino consiguió expulsar a los grandes propietarios de buena parte de las tierras ucranianas. Sin embargo, el 3 de marzo de 1918, Lenin firmó el Tratado de Brest-Litovsk, que permitió al eje austroalemán ocupar Ucrania. Inmediatamente las tierras volvieron a sus antiguos dueños grandes terratenientes. Los austro-alemanes apoyaron al atamán Skoropadsky, zarista convencido, como jefe del nuevo gobierno títere, con la intención de acelerar la extracción del grano ucraniano hacia Alemania y Austria. Esto desató la cólera de los campesinos y se produjeron levantamientos armados en las zonas rurales.


A partir de septiembre de 1917, el anarquista Nestor Makhnó empezó a organizar a los campesinos en armas y formó el ejército insurreccional revolucionario de Ucrania, o Ejército Negro anarquista, con armas y equipo en gran medida obtenidos de las fuerzas en retirada del ejército austro-húngaro y alemán.

Un obstáculo principal era la falta de control de fábricas capaces de producir armas y municiones por lo que el Ejército Negro hubo a recurrir necesariamente a la captura de los depósitos de municiones y suministros de las fuerzas enemigas.

Durante la Guerra Civil, el Ejército Negro llegó a contar con 110.000 hombres (básicamente campesinos en armas y judíos) y fue organizado en unidades de infantería, caballería y artillería. Makhnó se declaró a favor de los "soviets libres de obreros y campesinos" independientes de control centralizado por parte de Moscú y apoyó la revolución campesina en todas las tierras ucranianas bajo su control. Makhnó defendía la libertad de expresión, de prensa, de reunión, los sindicatos independientes, y el autogobierno local a partir de comités autónomos de campesinos.

El territorio ucraniano se llevó la peor parte de la guerra civil en el antiguo imperio ruso. El granero ucraniano era un factor decisivo para desequilibrar la balanza de la guerra entre todos los bandos.

A pesar del común enemigo zarista y occidental, pronto empezaron las hostilidades entre el Ejército Negro de Makhnó y el Ejército Rojo de Trotski. A finales de julio de 1919, los destacamentos del Ejército Rojo en la guerra de Crimea, que sumaban unos 40.000 soldados, se amotinaron y depusieron sus comandantes; muchos se unieron al Ejército Negro de Makhnó. El motín, organizado por anarquistas, fue un duro golpe para los bolcheviques y su influencia en la zona desapareció.

Sin embargo, el gobierno bolchevique, ante el rápido avance hacia Moscú del Ejército Blanco del general Denikin, concluyó un acuerdo con el Ejército Negro de Makhnó para que atacara sus líneas de abastecimiento en el sur, y conseguir así detener su avance.


Durante el verano de 1919 el Ejército Negro derrotó a las tropas de Denikin en la batalla de Peregonovka y ocupó todo el sur de Ucrania, especialmente las regiones limítrofes con el Mar de Azov, la base de suministro del ejército de Denikin. Inmensos depósitos de municiones fueron capturados por las fuerzas anarquistas. Además, debido a que todos los ferrocarriles de la región quedaron bajo el control del Ejército Negro, ningún material de guerra podría llegar a las fuerzas de Denikin en el frente norte. Denikin tuvo que abandonar el ataque a Moscú y virar sus tropas contra el Ejército Negro. Sin la decisiva acción del Ejército Negro ucraniano, el Ejército Blanco, probablemente habría entrado en Moscú en diciembre de 1919. El caso es que los bolcheviques, una vez controlada la ofensiva del Ejército Blanco, volvieron de nuevo su Ejército Rojo contra los anarquistas ucranianos que estaban siendo combatidos también por el Ejército Blanco desde el sur.

Después de decisivas victorias sobre el Ejército Blanco, el gobierno bolchevique rompió su alianza con Makhnó y el movimiento anarquista ucraniano, atacando repetidamente concentraciones de tropas del Ejército Negro, y declarando el terror rojo contra los anarquistas y sus simpatizantes (dos agentes de la Checa intentarían sin éxito asesinar a Makhnó).

A pesar de todo, las fuerzas del Ejército Negro continuaron luchando contra los zaristas, derrotando a las fuerzas de Wrangel (el sucesor de Denikin al mando de las tropas apoyadas por la coalición occidental), capturando 4.000 prisioneros así como aprovisionamientos, armas y municiones. Después de una ofensiva hacia el norte sin éxito, Wrangel y lo que quedaba de sus fuerzas fueron evacuados en Sebastopol por la Armada británica, el 14 de noviembre de 1920.



 Bandera del Ejército Negro
(Muerte a todos aquellos que se interpongan en el camino de la libertad para los trabajadores)


El 26 de noviembre de 1920, menos de dos semanas después de terminar su exitosa ofensiva contra el ejército blanco del general Wrangel en Crimea, varios comandantes y subordinados del Ejército Negro fueron convocados para participar en una conferencia de planificación conjunta con el Ejército Rojo. A su llegada, fueron arrestados y ejecutados sobre el terreno por un pelotón de fusilamiento; otra delegación Makhnovista en Kharkiv, también fue traicionada, detenida y liquidada. Trotsky, de acuerdo con Lenin, había ordenado las ejecuciones masivas de los simpatizantes makhnovistas.

Makhnó siguió luchando contra un Ejército Rojo ahora refortalecido y ya sin enemigos del exterior. Las incautaciones de alimentos, las represalias y la amenaza de genocidio, redujeron los apoyos campesinos del Ejército Negro que finalmente sería derrotado y dispersado en agosto de 1921.

La guerra civil, devastó completamente a Ucrania. 1,5 millones de personas murieron durante el conflicto y en 1921 se declaró una hambruna devastadora en el sur.

Miembros del ejército Makhnovista en el exilio lucharon con las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil Española. Estos ucranianos formaron parte de una compañía al mando del "teniente Shevchenko" dentro del Batallón Mickiewicz-Palafox de la XIII Brigada Internacional o la Brigada Dabrowski. Muchos de ellos cruzaron los Pirineos después de la caída de Cataluña, y participaron en la resistencia contra el nazismo en Europa.

Grupos guerrilleros ucranianos todavía blandían la bandera negra luchando contra los nazis y los estalinistas durante la 2ª G.M.
 

Imperialismo soviético


Tras la aniquilación del movimiento de Makhnó por los bolcheviques, y coincidiendo con la nueva política de reconciliación nacional (la Nueva Política Económica), un breve período de renacimiento cultural nacional fue permitido por el gobierno soviético tras la Guerra Civil, pero estas políticas fueron contrarrestadas muy pronto por los estalinistas en los años 1930.

El programa de colectivización forzada de la agricultura en la década de 1930 provocó una gran hambruna en Ucrania (Holodomor) que causó la muerte de millones de ucranianos entre 1932 y 1933. Desde 2006, el Holodomor ha sido reconocido por la Ucrania independiente y varios otros países como el genocidio del pueblo ucraniano por parte del imperialismo soviético.

En las grandes purgas de 1929-1934 y 1936-1938 el terror estatal sistemático se utilizó contra la cultura ucraniana. Los "desviacionistas" nacionalistas fueron purgados del Partido Comunista de Ucrania. Artistas e intelectuales fueron encarcelados. La represión política se cobró la vida de 700.000 personas. La lengua y la cultura ucraniana fueron, una vez más reprimidas y los estalinistas regresaron a las políticas de "rusificación" de los zares.

Durante la invasión de 1941 de la Unión Soviética por la Alemania nazi, un número significativo de ucranianos apoyó a los nazis. La ideología nazi, con sus elementos anti-comunistas y anti-eslavos, atraía a muchos nacionalistas ucranianos.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la represión soviética continuó. El veinte por ciento de los deportados "especiales" de la Unión Soviética en la década de 1950 eran de Ucrania. Tártaros de Crimen (varios cientos de miles) fueron deportados a Asia Central, también fueron deportados ucranianos de etnia alemana. La rusificación soviética de Ucrania siguió.

La transición oligárquica en Ucrania


Después de su independencia en 1991, un grupo de oligarcas empresariales apareció rápidamente en la escena económica y política de Ucrania según un patrón idéntico al de su vecina Rusia. En 2008, la riqueza combinada de los 50 oligarcas más ricos de Ucrania era igual al 85% del PIB de Ucrania.

Durante la década de 1990, ex_burócatas reconvertidos a empresarios bien conectados se enriquecieron a través de las conexiones con los gobiernos corruptos, elegidos democráticamente. Posteriormente numerosos empresarios ucranianos tomaron el control de los partidos políticos (ejemplos de esto son el partido de los Verdes, el partido del Trabajo o el Partido Socialdemócrata de Ucrania) o iniciado otros nuevos para ganar escaños e influencia en la Rada Suprema (Parlamento de Ucrania).

Como en Rusia, el proceso de privatización de los activos estatales (empresas, tierras y bienes raíces) a través de entramados de títulos, cupones, certificados y vales, en medio del caos de las terapias de choque, la desvalorización del dinero, la inflación galopante y la miseria generalizada, ofreció una oportunidad única a quienes disponían de fondos frescos y contactos (mafiosos y ex burócratas) para apoderarse de la mayoría de activos del país.

Pavlo Lazarenko Ivanovych, antiguo presidente de un kolkhoz soviético reconvertido a oligarca mafioso, ex primer ministro de Ucrania, en agosto de 2006 fue declarado culpable y condenado a prisión en Estados Unidos por lavado de dinero, fraude electrónico y extorsión. Según las Naciones Unidas, robó unos $ 200 millones de dólares directamente de los presupuestos públicos ucranianos, dinero que escondió en Polonia, Suiza, Antigua, y, finalmente, en los Estados Unidos, donde utilizó una empresa de tapadera para ocultar sus fondos.

Georgiy Gongadze, un periodista ucraniano y el fundador de Ukrayinska Pravda (un periódico de Internet conocido por la difusión de la corrupción de los políticos ucranianos) fue secuestrado y asesinado en 2000.

Las elecciones de 2004 se celebraron en un ambiente muy cargado, con el equipo de Yanukovich y la administración del presidente saliente utilizando su control del aparato de gobierno y el estado para intimidar al candidato opositor Yushchenko y sus partidarios. En septiembre de 2004, Yushchenko sufrió un envenenamiento por dioxina y compuestos del famoso agente naranja, en circunstancias misteriosas. Sobrevivió y regresó a la campaña electoral aunque el envenenamiento minó su salud y alteró su apariencia drásticamente.

Ucrania ha seguido siendo parte de la Comunidad de Estados Independientes desde su independencia y sufre una fuerte dependencia energética respecto a su vecina Rusia.

Economía ucraniana 1991-2000


Como en Rusia, la economía ucraniana, fue sometida sin misericordia a terapias de shock durante la década de los 1990s. El PIB cayó en picado.

1992 -9.7%
1993 -14.2%
1994 -22.9%
1995 -12.2%
1996 -10.0%
1997 -3.0%
1998 -1.9%
1999 -0.2%

Entre el censo soviético de 1989 y el censo de Ucrania de 2001, la población de Ucrania disminuyó de 51.706.600 a 48.457.020 personas. Casi el 6% de la población. En 2001, el 39 por ciento de la población de Ucrania podría ser definida como pobre según el umbral de pobreza del Banco Mundial de un dólar por día y por habitante.


La crisis demográfica ucraniana no ha remitido desde entonces debido a su alta tasa de mortalidad y una baja tasa de natalidad. La tasa de natalidad vigente de Ucrania es de 11 nacimientos / 1,000 habitantes, y la tasa de mortalidad es de 16,3 muertes / 1,000 habitantes. En 2008, la población del país seguía disminuyendo a un ritmo del 5% anual. La ONU advirtió que la población de Ucrania podría disminuir en 10 millones de personas para el año 2050 si las tendencias no mejoraran.

Aunque la economía recuperó altas tasas de crecimiento a partir del año 2000, no se ha podido volver todavía a los niveles de PIB de los años 1980.

Capitalismo oligarca mafioso y multinacionales


Como en el caso de Rusia, el capitalismo oligarca mafioso ucraniano representa un obstáculo a la penetración de los grandes grupos monopolistas multinacionales.

Bajo presión del FMI, el Parlamento de Ucrania ha aprobado una ley de inversión extranjera que permite a los occidentales comprar negocios y propiedades, repatriar ingresos y beneficios, y recibir una indemnización si la propiedad es nacionalizada por un futuro gobierno.

Sin embargo, las complejas leyes y reglamentos, la mala gobernanza corporativa, la débil aplicación de la ley de contratos por los tribunales, y las altas tasas de corrupción, siguen obstaculizando las inversiones extranjeras directas a gran escala en Ucrania. Si bien existe un mercado de valores en funcionamiento, la falta de protección de los derechos de los accionistas restringe severamente las actividades de inversión de cartera.

Según el Informe de Competitividad Global 2012-2013 (al servicio de los lobbies multinacionales), "el desafío más importante que tiene el país es la necesaria reforma de su marco institucional, en el que no se puede confiar, debido a la burocracia, la falta de transparencia y el favoritismo".

A diferencia de otros países del Este y el Centro de Europa (Hungría, Chequia, Eslovaquia, Polonia y Eslovenia concentran más del 70% de la Inversión Exterior Directa en la zona), la mayoría de las fuerzas productivas del país permanece aún en manos ucranianas. Hay 12 fabricantes de automóviles en Ucrania, siendo los más importantes ZAZ, LuAZ, Bogdan, KrAZ, Eurocar, LAZ., que producen locomotoras diesel, tractores, camiones, autobuses, trolebuses, automóviles de diseño propio y tranvías. Ucrania sigue diseñando y fabricando aviones. Los Antonov ucranianos siguen siendo los aviones más grandes del mundo.

La boyante industria de cohetes espaciales sigue estando en manos del Estado, gestionada desde 1992 por la Agencia Espacial Nacional de Ucrania.. La agencia cuenta con 30 empresas, institutos de investigación científica, y oficinas de diseño.

La potente industria militar (un conglomerado estatal) también sigue en manos ucranianas. Ucrania se encuentra entre los 10 mayores exportadores de armas del mundo sólo después de Estados Unidos, Rusia, Francia, Alemania e Israel. La producción de las plantas de defensa de ucranianas creció un 58% en 2009, con el mayor crecimiento registrado por los constructores de aeronaves (77%) y los de barcos (71%).

El sector bancario, el metalúrgico y el energético, siguen estando mayoritariamente en manos ucranianas.

En abril de 2011 la inversión extranjera directa total en Ucrania se situó en $ 44,7 mil millones registrándose un notable descenso interanual de la inversión extranjera directa entre los años 2010 y 2013.

Resulta significativo que la firma de un acuerdo de explotación de gas de esquisto (fracking) con Royal Dutch Shell, el 25 de enero de 2013 por unos 10 mil millones de $ representa la mayor inversión extranjera directa en Ucrania hasta ahora.

Ucrania y el FMI


Con el contagio de la crisis financiera de 2008, el desplome de su moneda (la hryvnia – UAH - cayó 38% frente al dólar EE.UU.) y la amenaza de colapso complete del sistema bancario ucraniano (la banca ucraniana se había endeudado fuertemente con la banca internacional y la mayoría de los préstamos y las hipotecas fueron emitidos en dólares), el IMF acudió al rescate con un préstamo de 16.400 millones de $ condicionado a reformas neoliberales (recortes presupuestarios, reformas laborales, bajadas salariales, reforma del sistema público de pensiones, subida del 40% en la tarifa del gas, etc.)

Tras el rescate bancario, el Estado ucraniano se convirtió en el propietario de facto del Ukrhazbank, del Banco Rodovid y del Banco de Kiev.

En julio de 2010 el gobierno firmó un nuevo acuerdo con el FMI a cambio de un préstamo de 15.500 millones de dólares (a cambio se comprometía a aumentar la edad de jubilación y a doblar los precios interiores de la energía). A principios de 2011 el FMI congeló el préstamo por el retraso en el aumento de la subida del gas.

El déficit exterior y el déficit presupuestario han seguido escalando perjudicando a la moneda del país y encareciendo las divisas exteriores. En 2014 el país deberá pagar 3.000 millones $ por vencimientos cumplidos además de 1.000 millones de obligaciones en € a reembolsar durante este año. Naftogaz, el operador público gasístico del país, ha de abonar 3.000 millones de $ por gas aún no pagado a Gazprom.

Según el primer ministro de Ucrania del momento, las condiciones cada vez más duras impuestas por el FMI, habrían llevado finalmente al gobierno a la decisión de suspender los preparativos para la firma del Acuerdo de Asociación entre Ucrania y la Unión Europea (ALECA) de 21 de noviembre de 2013 que desencadenaría las masivas protestas en la calle. (Los comisarios europeos han llegado a prometer que el acuerdo de librecambio significaría un crecimiento anual del PIB ucraniano de dos dígitos)

Préstamos e hipotecas en dólares por parte de bancos ucranianos, austriacos y rusos, eran populares a mediados de los años 2000 puesto que pagaban solo un 11,5% de interés frente al 17 o el 20% para los préstamos en moneda nacional. La salida del presidente V. Yanukovych implicó una caída adicional del 40% del valor de la Hryvnia, con lo que el coste de muchas hipotecas se ha más que duplicado desde 2007 y la carga financiera se ha hecho insostenible para la mayoría de los deudores. El 30% de los préstamos bancarios del país son "de dudoso cobro" con lo que la mayoría de los bancos del país (22 bancos) deberán acumular reservas y provisiones y el nuevo gobierno post-Yanukovych ha pedido un nuevo rescate (condicionado a más austeridad) de 17.000 millones de $ al FMI.


Imperialismo ruso??


El patrimonio de los grandes oligarcas rusos (al igual que el de los grandes oligarcas ucranianos) está en bancos europeos, en su mayor parte en la City de Londres. Sus empresas, activos y mercados en Rusia (y en Ucrania) constituyen simples cotos reservados de extracción de plusvalía, imposibles de extender más allá de las actuales fronteras rusas. Los intereses “imperialistas” rusos se reducen a intentar frenar el avance de los grandes grupos monopolistas multinacionales.

El apoyo y colaboración con los separatistas de Crimea forma parte de las concesiones al nacionalismo ruso por parte de la oligarquía mafiosa dirigida por Putin. Mantener en paz los cotos de caza reservados exige ciertas concesiones (la calefacción en Rusia es casi gratis para toda la población a pesar de que las empresas proveedoras son privadas) y asumir ciertos riesgos.

Esto lo saben muy bien los dirigentes occidentales a la hora de elegir cuidadosamente las sanciones más eficaces y dolorosas contra el amenazador “imperialismo” ruso. Basta con “bloquear las cuentas en bancos occidentales de unos cuantos oligarcas y políticos rusos” para que estos abandonen a su suerte a los separatistas del Este de Ucrania y traicionen a sus, hasta ahora aliados oligarcas ucranianos, a cambio de la más que comprensible anexión de Crimea.

Imperialismo "colectivo" multinacional del siglo XXI


Las grandes corporaciones monopolistas, no solamente han tomado el control de las instituciones internacionales, suplantando a los estados, sino que las reorganizan y manipulan para que operen mejor en favor de sus intereses y en perjuicio de sus teóricos estados miembros. Se trata, de nuevo, de un imperialismo "colectivo", pero ahora el colectivo no lo integran estados sino grandes grupos transnacionales a los que importa un pimiento los estados-nación donde están ubicadas sus respectivas sedes centrales. Las últimas reformas, tratados y "constituciones" de la Unión Europea la han convertido en una agencia corporativa al servicio de los monopolios privados que está actuando abierta e impunemente contra sus mismos socios, imponiendo drásticas medidas de austeridad para debilitarlos, obligarlos a privatizar sus servicios y bienes públicos y reducir a sus ciudadanos a las condiciones de flexi-explotación óptimas para engrosar sus beneficios.

Los oligarcas rusos y ucranianos se han estado resistiendo al avance demoledor del verdadero y único imperialismo del siglo XXI, capaz de manipular el nacionalismo defensivo de la población con tal de asegurar su dominación global del planeta.

Pero mientras que en Rusia la oligarquía a acabado aceptando el liderazgo indiscutible de Putin (después de que éste cortara algunas significativas cabezas), en Ucrania no ha aparecido una capo capaz de poner orden en el turbulento gallinero oligárquico. Mientras que unos quieren seguir el modelo ruso manteniendo a Ucrania fuera de la órbita monopolista multinacional (M. Ianoukovitch, Rinat Akhmentov, Cmytro Firtach)  otros esperan sacar tajada de la venta de Ucrania al mejor postor multinacional (M. orochenko, M. Andri Veresvskiy, M. Youri Kosiouk), siguiendo la estela de Hungría, Chequia, Polonia, Eslovenia y Eslovaquia, en el marco de una “asociación” con la UE neoliberal (ALECA)


Con Crimea en el bolsillo y las cuentas en Suiza y Londres en peligro, el supuesto “nacionalismo imperialista” del capo de la oligarquía rusa ya ha tocado techo. Los separatistas pro rusos ucranianos se las van a ver y desear para obtener un mínimo de apoyo por parte de la vecina Rusia, para la que a partir de ahora, se han convertido en pieza intercambiable en su arriesgada partida contra el único imperialismo del siglo XXI, el imperialismo monopolista transnacional.

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