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Chile: el colapso del laboratorio neoliberal

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Milton Freadman (Capitalism and Freedom): “Cuando las condiciones técnicas hacen inevitable el monopolio natural …. el monopolio privado puede resultar el mal menor”.

Ángel Soto (Chicago boy):” El 31 de julio de 2012 se cumplen 100 años del nacimiento de Milton Friedman, destacado profesor de la Universidad de Chicago, ganador del premio Nobel de Economía en 1976 y creador –junto a Friedrich von Hayek– de la prestigiosa Mont Pelerin Society en 1947. Sin duda, un verdadero liberal, cuyas ideas han ejercido una influencia fundamental en materia económica, y han contribuido en la superación de la pobreza señalando el camino de libertad económica necesario para alcanzar el desarrollo. Chile es un ejemplo de ello. Un caso mundialmente reconocido y considerado modelo para muchos otros.


Chile, un país de laboratorio


En la década de los 1950s el director de la futura USAID y el decano de la facultad de economía de Chicago visitaron Santiago en 1953 y decidieron un plan para contrarrestar el keynesianismo y el nacionalismo económico predominante entonces en el cono sur de América. Nació el “Proyecto Chile” con el objetivo de convertir al país, en un futuro inmediato, en un laboratorio de experimentación de las teorías económicas neoliberales. El plan era semejante al de la Escuela de las Américas, pero en este caso no se formaban militares pro-norteamericanos sino que se preparaban guerreros ideológicos para combatir a los economistas antimonopolistas de la CEPAL.

Pero Chile ya era en un laboratorio en la época de Allende (de hecho, el mismo Allende con frecuencia se refería a Chile como un laboratorio económico-social). Con el triunfo en las urnas de La Unidad Popular, Chile intentó experimentar un modelo de socialismo democrático. El partido de Allende se presentó a las elecciones con un programa de nacionalización de “todos los sectores que condicionan el desarrollo económico y social del país” (minería a gran escala, el sistema financiero, el comercio exterior, monopolios y grandes empresas de la distribución, producción y distribución eléctrica, ferrocarriles, aeronáutica, carreteras y autopistas, producción, refino y distribución de petróleo y derivados, petroquímica, cemento, química pesada, celulosa, papel) y una reforma agraria contra los latifundios.

Hasta octubre de 1972 la producción industrial se incrementó a una tasa media del 11% anual. El PIB creció en un 8,5% en 1971 y en un 5% en 1972. En octubre de 1972 la reacción organizó un lock out general subsidiado por las agencias norteamericanas, y una huelga de transportistas lo que generó el desabastecimiento de los grandes centros urbanos. A pesar de todo (bloqueo comercial, bloqueo financiero, campaña reaccionaria de los medios de comunicación, etc.), la movilización popular continuó fuerte y en las elecciones al congreso en marzo de 1973, ganaron los partidarios de Allende. Pero el experimento socialista de la Unidad Popular equivalía a criar un pichón en un nido de cuervos. Un hubo tiempo para más.

Un aspecto fascinante del experimento socialista chileno fue el proyecto Cybsersyn, un proyecto que ligaba la cibernética, la transición política y la teoría de la organización. “Designing Freedom, Regulating a Nation: Socialist Cybernetics in Allende’s Chile” (PDF).



Project Cybersyn fue una red de ordenadores desarrollada para regular el creciente sector estatal de la economía y dirigir y gestionar la transición de la economía chilena desde el capitalismo al socialismo. Bajo la dirección de británico Stafford Beer, un equipo chileno interdisciplinario diseñó modelos cibernéticos que conectaban los ordenadores ubicados en los centros de producción y un ordenador central situado en la sede del gobierno en Santiago, permitiendo al gobierno tener una idea clara y en tiempo real del curso de la producción y de la situación económica para poder responder con rapidez y precisión.

 Stafford Beer en Viña del Mar

La red funcionaba a partir de una red de télex previamente usada para el seguimiento de satélites. Igual que la futura internet, dicha red de terminales télex (solo podían transmitir caracteres ASCII) estaba concebida con la idea de crear una red de alta velocidad para el intercambio de información. Los informáticos diseñaron un conjunto de programas de ordenador escritos para recolectar, procesar y distribuir hacia o desde cualquiera de las factorías estatales. Se diseñaron gráficos de flujos cuantitativos de actividad para cada empresa para destacar todas las actividades más importantes, incluido uno bajo el epígrafe de “inquietud social”. El software usaba métodos estadísticos para detectar tendencias de producción basados en datos históricos, para prevenir problemas antes de que se produjeran. Si alguna variable se salía del rango especificado por el programa el sistema emitía un aviso.


Uno de los componentes más ambiciosos de Cybersyn fue el CHECO (ChileEconomía) que pretendía modelar la economía chilena y proveer simulaciones de comportamiento económico para el futuro. El simulador serviría como el laboratorio experimental del gobierno.

El programa disponía de una sala de mando donde se proyectarían, en distintos paneles, los datos recibidos en tiempo real de las diversas factorías interconectadas.

Durante el paro patronal de octubre de 1972, organizado por la oposición, Cybernet sirvió para monitorizar los más de 2000 télex diarios enviados desde los terminales de todo el país, permitiendo al gobierno reaccionar rápidamente a la actividad huelguista.


Pero el experimento socialista chileno duró escasamente 1000 días. No hubo tiempo para más. No era el tipo de laboratorio que gustara a Washington y en vista del cual decidieron avanzar en los planes que llevaban años preparando.

El laboratorio neoliberal. Las terapias de choque


Naomi Klein: “Eslogan para el capitalismo contemporáneo: el miedo y el desorden son los catalizadores de cada nuevo salto hacia adelante.”

La segunda globalización buscó justificarse bajo el paraguas del neoliberalismo, como si se tratara de una resurrección del liberalismo, tras años de nacionalismo económico y keynesianismo.
El liberalismo fue la ideología de la 1ª Globalización, que, entre otras cosas, defendía un estado pequeño, pero con derecho a intervenir en el mercado para preservar la economía de mercado como tal, introduciendo legislaciones antimonopolios y políticas monetarias exclusivamente orientadas a la estabilidad de los precios. El neoliberalismo, por el contrario, es la ideología de la 2ª globalización monopolista cuyo principal objetivo es subvertir toda legislación antimonopolista que se oponga a sus intereses. El panfleto Capitalism and freedom se lee como un cuento para blanquear al lobo monopolista disfrazado de abuelita liberal.

M. Freadman (Capitalism and Freedom): “Cuando las condiciones técnicas hacen inevitable el monopolio natural …. el monopolio privado puede resultar el mal menor”.

El neoliberalismo es un andamiaje ideológico para justificar la globalización monopolista y, especialmente, la acumulación “primitiva” monopolista, un renovado asalto a los monopolios naturales públicos como el servicio de agua y alcantarillado, educación, energía, sanidad, seguridad social, redes sociales, correo, transportes públicos, carreteras, vías férreas, ondas electromagnéticas, internet, etc.). Se trata de operaciones de robo y saqueo que cuando se implementan mediante sucesivas terapias de choque se convierten en verdaderas orgías de la depredación capitalista.

1º Terapia de Choque


M. Freadman: “Fue el primer caso en que un movimiento hacia el comunismo fue reemplazado por un movimiento por el libre Mercado”.

La primera terapia de choque neoliberal contra el régimen socialista de Allende se organizó desde el Pentágono y la CIA meses antes del triunfo de la Unidad Popular. Nixon y Kissinger, junto a la oligarquía chilena, provocaron la disrupción masiva del transporte y los suministros de alimentos para generar escasez en las zonas urbanas, al mismo tiempo que desplegaban un bloqueo comercial y financiero contra el país, diseñado – en palabras del mismo Nixon – “para hacer llorar a la economía chilena” y orquestaban una campaña de comunicación culpando a la UP de sus desmanes.

2ª terapia de choque


H. Kissinger: “No veo por qué debemos contemplar como un país se hace comunista debido a la irresponsabilidad de su gente. Lo que está en juego es demasiado importante para que los votantes chilenos puedan decidir por sí mismos

Pero la primera terapia de choque no parecía ofrecer los resultados que esperaban sus impulsores así que se procedió a una segunda terapia: el golpe militar y el terror blanco.

Tras el golpe las líneas de crédito quedaron desbloqueadas, los suministros de alimentos retornaron con fluidez y la asistencia económica, militar y de inteligencia acudió en ayuda del nuevo régimen. Cobertura diplomática y desinformación se apresuraron a asistir a la reacción.

3ª terapia de choque


Orlando Letelier: “Profundamente implicados en la preparación del golpe, los Chicago Boys se preparaban para suplementar la brutalidad de los militares con sus activos intelectuales.


Los Chicago Boys, asesorados por Milton Freadman y Arnold Harberger, habían plasmado sus ideas en “El Ladrillo” (un recocido con aroma chileno del panfleto Capitalism and freedom), una especie de catecismo neoliberal a aplicar a Chile. Dejaron un ejemplar encima de los despachos de los ministros anteriores al triunfo de la UP de Allende. Pero ahora Chile contaba con una ventaja comparativa esencial: “Pinochet” había declarado el estado de guerra permanente contra el enemigo interno, el pueblo chileno.

La economía chilena, en marzo de 1975, cuando Milton Freadman fue invitado por Pinochet a dar una conferencia en Santiago, estaba en una situación nada envidiable: registraba tasas de inflación mensuales de dos dígitos, y anuales de tres dígitos (en abril de 1974 el 746,2%), una cifra oficial de paro del 12%, mientras que el bajo precio del cobre y el alto precio del petróleo desequilibraban su balanza de pagos. El gasto publico era el 40% del PIB, y una cuarta parte correspondía al déficit fiscal que se financiaba imprimiendo dinero.



Era la gran oportunidad con la que soñaba M. Freadman desde hacía muchos años. Chile había enfermado seriamente y había que administrarle una nueva terapia de choque definitiva para liberar el mercado de capitales necesario para una rápida transferencia de la propiedad pública al sector privado.

M. Freadman: “Cuando el mercado de capitales está estrangulado, es muy difícil para el gobierno vender empresas de su propiedad. Una vez que pase el período de transición y se elimine la inflación, la situación será diferente y se encontrará que es relativamente fácil vender estas empresas, transfiriéndolas al dominio privado” … “la necesidad real es reducir el tamaño, ámbito y función del gobierno y aumentar, mejorar y fortalecer el mercado libre, la empresa privada y la economía fundada en ellos” … “transfiriendo actividades al sector privado, removiendo obstáculos y eliminando subsidios.

Los Chicago Boys entraron en el gobierno en 1975. La terapia significó el silenciamiento de los sindicatos y anulación de cualquier legislación laboral. Una reducción inmediata del gasto público del 20 al 25%, el despido inmediato del 30% de los empleados públicos, aumento del IVA, privatización de las empresas estatales, anulación y liquidación de los sistemas de ahorro y de préstamos de vivienda y apertura total de la economía al exterior.

La tercera terapia de choque provocó una caída del PIB del 12%, desempleo del 16% y caída de las exportaciones en un 40%.

El Boom oligárquico 1977-1982 y las pirañas


A partir de 1977 parecía que se cumplían las expectativas de M. Freadman y los Chicagos Boys con un verdadero boom en las cifras macroeconómicas que duraría hasta el cataclismo de 1982. Los operarios del laboratorio neoliberal, la oligarquía chilena, fue la principal beneficiaria del cambio de rumbo.

Las empresas públicas fueron subastadas para ser privatizadas y repartidas a los amiguetes a precios ridículos. Las regulaciones económicas fueron eliminadas y los movimientos de capital a corto y largo plazo fueron completamente liberalizados. Las “Pirañas”, tinglados financieros oligárquicos desregulados estilo Enron, se dedicaron a adquirir los activos del país mediante dinero prestado del exterior. La deuda externa se elevó a más de 14.000 millones de dólares. Más de tres cuartas partes de la riqueza del país pasó a manos de no más de veinte familias.

Durante este período se procedió a la privatización del sistema de seguridad social en 1981. El presupuesto público absorbió el pago de las pensiones existentes mientras que la masa de contribuciones de los nuevos trabajadores pasó a a los bancos y financieras privadas. Curiosamente, policías y militares mantuvieron intacto su sistema de pensiones público.


Piñera y el neoliberalismo (1)

Naomi Klein: “Esta gente no creen realmente en la ideología que promueven, la ideología les sirve como una especie de tapadera para racionalizar su personal enriquecimiento masivo” 

Fue también durante este periodo cuando se formó y consolidó la fortuna de Sebastián Piñera (conocido en Chile como “el piraña”): En 1979 participó en una asesoría de INFINCO al Banco de Talca para pasar de inmediato a gerente general del mismo banco, entre marzo de 1979 y septiembre de 1980 y adquirir el 1,8% de sus acciones.

En noviembre de 1981, el Banco de Talca fue intervenido (junto al Banco Español-Chile, el Banco Linares y el Banco de Fomento de Valparaíso), sobre la base de que habían tomado riesgos excesivos. El Banco de Talca y el Español-Chile fueron nacionalizados aunque luego, una vez saneados con fondos públicos, serían de nuevo privatizados.

El 28 de agosto de 1982 Sebastián Piñera fue acusado de fraude contra el Banco de Talca por haber cobrado millonarias sumas al banco a través de la asesora INFINCO. Además, como director del banco, había prestado millonarias sumas a empresas de papel fundadas por él, que reinvertían el dinero en acciones del mismo banco, capitalizando de manera ficticia a la entidad (y el valor de las participaciones de Piñera). El capital y las reservas del banco llegaban a alrededor de 40 millones de dólares, mientras que los préstamos a entidades ficticias llegaban a los 250 millones de dólares.
Al enterarse de la orden de detención en su contra, Piñera se mantuvo prófugo de la justicia durante 24 días. El 3 de septiembre de 1982 presentó un recurso de amparo (habeas corpus), ante una Corte de Apelaciones, que fue rechazado; luego apeló la anterior decisión ante la Corte Suprema, la que acogió el recurso el 20 de septiembre de 1982, la cual falló que "el estado actual de la investigación no aparece establecido que los hechos que se imputan a los amparados tengan características delictuales" (José Piñera, exministro de Pinochet, presionó al ministro de la Corte Suprema, Luis Correa Bulo).

El crack de 1982-85


La primera orgía neoliberal acabó en la recesión catastrófica de 1982-85 con quiebra generalizada del alegre y desregulado sector financiero (fueron intervenidos el 60% de los bancos). El peso chileno, en paridad fija con el dólar USA (Cambio fijo 1$ = 39 pesos vigente en el país de junio de 1979 hasta mediados del 82), resultaba sobrevaluado, lo cual atraía inversión exterior a corto plazo. Entre 1973 y 1982, la deuda externa chilena aumentó de 3500 a más de 17000 millones de $ forzando al alza los intereses bancarios, alza que se disparó con el inicio de la crisis financiera sudamericana. Los altos intereses cortaron en seco la inversión y el consumo. Se produjo una caída del PIB (- 14,3%) y aumento del paro hasta el 24%. Estallaron protestas callejeras contra el régimen.


Las taras del experimento neoliberal chileno empezaban a evidenciarse, polarización de la riqueza y de la renta, excesiva dependencia del mercado externo, excesivo endeudamiento privado y falta de maniobrabilidad dada la fijación del tipo de cambio del peso chileno al dólar. Pero el FMI acudió presuroso en auxilio.

4ª terapia de choque 




Según El MercurioLa Asociación de AFP aseguraban que para el año 2020 los afiliados 
se jubilarán con una renta equivalente o superior al sueldo promedio de sus años trabajados”

Cato Institute: "En mayo de 1981 Chile reemplazó su sistema público de pensiones de reparto con un sistema privado de capitalización individual. El sistema nuevo ha permitido que Chile y los países latinoamericanos que han imitado el sistema chileno detonen la bomba fiscal que está amenazando a los países con sistemas de reparto, a medida que menos y menos trabajadores tienen que pagar las pensiones de más y más jubilados. Aún más importante, Chile ha creado un sistema de jubilación que, al dar a los trabajadores derechos de propiedad claramente definidos sobre sus cotizaciones, ofrece incentivos adecuados al trabajo y a la inversión; funciona como un motor para el crecimiento económico, no como un impedimento al mismo; y realza la dignidad y la libertad individual." ...

..."En los 18 años que el sistema chileno lleva en funcionamiento, la participación de la fuerza laboral, los activos de los fondos de pensiones, y los beneficios han aumentado. Hoy en día, más del 95 por ciento de la fuerza laboral chilena tiene su propia cuenta de capitalización individual; los activos han crecido a más de 34 mil millones de dólares, o aproximadamente el 42 por ciento del producto interior bruto; y la tasa de rendimiento real promedio ha sido del 11,3 por ciento anual, lo que ha permitido a los trabajadores jubilarse con pensiones mejores y más seguras."

La población chilena fue sometida de nuevo a otro “ajuste estructural” (los salarios en términos reales perdieron un 40% de su valor) como condición para el desembolso de los diferentes tramos del préstamo del FMI. Fuerte reducción del gasto en el sector público, sobre todo del gasto social y jubilaciones. Devaluación del peso. Privatizaciones de las empresas que aún seguían siendo estatales: acero (CAP), eléctricas (Enersis, Endesa), comunicaciones (Entel, CTC), azúcar (IANSA), LAN Chile, Laboratorio Chile y otras. Reprivatización de los bancos intervenidos por el gobierno durante la crisis. Acuerdos de libre comercio con Estados Unidos, Canadá, China, Corea del Sur, y la Unión Europea.

Hernán Büchi como ministro de Hacienda en 1985 ofrecería todas las garantías y cambios legislativos (DL 600) para la entrada del capital multinacional en todos los sectores, especialmente en el de la minería (en 2013 Bermudas aparece como el tercer mayor inversor en Chile).


Boom corporativo transnacional


Juan Villarzú (ex presidente ejecutivo de Codelco y actual presidente del directorio de Minera Apoquindo): “A los extranjeros les encanta Chile, aquí están ganando mucha plata”.
Si un extranjero tuviera que decidir dónde levantar su proyecto, de entre todas las naciones especializadas en la industria extractiva debería optar por Chile, pues aquí es donde va a pagar menos impuestos y va a obtener las mayores ganancias. un lugar idílico para las grandes empresas mineras, con un Impuesto Específico a la Minería (IEM), cuyo promedio es del 4%."

En esta nueva etapa de profundización neoliberal sería el capital monopolista internacional el principal protagonista y beneficiario. Chile se convertiría en la criatura mimada del FMI, con altas tasas de inversión extranjera (principalmente en la minería) y crecimiento económico que llevaría a duplicar el PIB en solo 10 años.


De nuevo otra orgía neoliberal sometía a los chilenos y a su terruño al saqueo y la depredación, en la que participaban codo con codo el capital transnacional y la insaciable oligarquía.

Chile es un paraíso para los negocios de las transnacionales. A través del Decreto Ley 600, que regula la inversión extranjera, los inversores extranjeros gozan de la “invariabilidad tributaria” y franquicias por 20 años.

La infraestructura en Chile ha tenido como una de sus fuentes de desarrollo al Sistema de Concesiones. Desde su introducción en 1993, ha sido una puerta para el capital extranjero. La empresa española Sacyr es el inversor privado en infraestructura más grande de Chile. Se adjudicó su primera licitación en 1996 y se ha concentrado en las carreteras: actualmente opera seis, las que suman una longitud de 685 kilómetros.

Además, hay multitud de lagunas y agujeros legales que permiten eludir el 100% de los impuestos. Las compañías pueden arrastrar pérdidas de manera indefinida con lo que las cuentas durante los primeros años del proyecto se arrastran a lo largo de la vida de la concesión para no pagar impuestos. , van a pagar menos impuestos pues hay menos ganancias. También se admite la “depreciación acelerada” lo cual aumenta los gastos iniciales que se podrán arrastrar. Otro truco es el endeudamiento con empresas relacionadas (matriz, etc.) los intereses a pagar, además de disminuir la cuenta de beneficios, estas remesas de beneficios, camuflados como intereses, solo tributan al 4%. Otra estratagema es la reinversión ficticia de los beneficios en Chile.

Otro truco clásico son los precios de transferencia que es una de las vías de más evasión. La matriz en un paraíso fiscal y la filial en Chile compran y venden productos o servicios, los cuales se abultan o se disminuyen para que los beneficios aparezcan en el paraíso fiscal.

Durante el boom del cobre el problema, para buena parte de las mineras, era qué hacer con tantos beneficios (superiores en media al 50%). Eduardo Titelman, jefe de estudios de Cochilco, publicó en 2010 un artículo donde analizó los resultados de las grandes mineras multinacionales. Según sus cálculos, entre 2005 y 2009, los beneficios superaban los 10 mil millones de dólares anuales. Lo que hacían era financiar proyectos en otras partes del mundo desde Chile, comprando acciones o haciendo préstamos, operaciones por las que no se tributa en Chile.

Pero Chile tenía otras ventajas para las transnacionales: la estabilidad política, las buenas notas que le daban al país las clasificadoras de riesgo (eso significa menos intereses al pedir préstamos en bancos internacionales) y la laxa legislación medioambiental que, a diferencia del resto del mundo, permitía eludir a las mineras el costoso cierre de las instalaciones cuando se ha agotado el mineral.

El boom económico se aprovechó para iniciar el “proceso de transición democrática”. Durante el proceso se aseguró constitucionalmente que el ejército, la armada y la policía continuaran en manos de los discípulos del dictador, constituyendo un gobierno paralelo de facto que aseguraba los intereses de la oligarquía y a las compañías transnacionales, que, además, controlaban los principales periódicos, la mayoría de las cadenas de radio y TV, las instituciones financieras y los altos tribunales de justicia.


Piñera y el neoliberalismo (2)


El milagro de las empresas zombies


Durante el segundo milagro en el que los beneficios se acumulaban, empresas quebradas en un mar de deudas impagadas durante el crac anterior resucitaron extrañamente. Fue el milagro de las empresas zombies. El hacedor de milagros volvía a ser Piñera. Entre 1996 y 2004 un centenar de grandes y poderosas empresas declararon pérdidas estratosféricas cuando sus cuentas debieran registrar y declarar beneficios empresariales al fisco. El truco diseñado por Piñera y compañía consistía en comprar empresas quebradas durante el crac de 1982-85 - de hecho, lo que se compraba era el RUT (NIF chileno) - y consolidar sus balances para que sus deudas y pérdidas figuraran en las cuentas de la empresa adquiriente (deudas sin acreedores y que ya nadie reclamaba). Llegó a constituirse un verdadero mercado de empresas zombies que eran ofrecidas por las asesorías fiscales a las empresas deseosas de ahorrarse impuestos.

Uno de los “cascarones” comprado por la estructura de negocios de Piñera fue la Compañía de Desarrollo Industrial. Lo adquirió en 1994 a través de Editorial Los Andes. La Compañía de Desarrollo Industrial tenía una deuda impagada de más de $39 mil millones de pesos y registraba el siguiente patrimonio: activo circulante 0; activo fijo 0; otros activos 0. A la cabeza de esta empresa quedó Gustavo Valdés, cuñado de Piñera. Después de la compra, el cascarón fue rebautizado: Inversiones Bancard Limitada. Esta “empresa zombi” absorbió tres firmas clave del holding de Piñera: Inversiones y Asesorías Santa Magdalena S.A., Inversiones Libardón S.A. e Inversiones Santa Cecilia S.A. Compra, fusión y bautismo: todo se hizo en un solo acto, como consta en la escritura del 24 de abril de 1995 (Notaría de Andrés Rubio). Así, en pocas horas, una empresa que financieramente tenía 0, tributariamente tenía una deuda de $39 mil millones, adquirió un capital social de más de $19 mil millones.

¿Cuál era el origen de esta sorpresiva y elevada pérdida tributaria? De acuerdo al análisis que hizo del SII, solo $12.465 millones correspondían a capital perdido por la empresa de Cruzat que compró Piñera (Compañía de Desarrollo Industrial); el resto (casi $30 mil millones), era una mera “corrección monetaria”: es decir, el reajuste de un conjunto de intereses y diferencias de cambio calculados sobre obligaciones y deudas que fueron borradas y nunca se pagaron.

Dichas privatizaciones, sin embargo, se realizaron fuera de toda fiscalización, sin bases de licitación y bajo una completa falta de transparencia, lo cual provocó un gran perjuicio económico a los intereses del país, en lo que la investigadora María Olivia Monckeberg denominó "El saqueo de los grupos económicos al Estado chileno". Se estima que en dichas operaciones el Estado chileno perdió el equivalente a 2.223 millones de dólares, de hecho, según la contraloría General de la República solo la privatización de CAP significó pérdidas para el Estado de 706 millones de dólares, y la de ENDESA 811,5 millones. Entre los principales beneficiarios de estas operaciones se encuentran el entonces yerno de Pinochet Julio Ponce Lerou, Roberto De Andraca, José Yuraszeck, los grupos de Hurtado Vicuña, Fernández León y el grupo Penta de Carlos Alberto Délano.

Durante la denominada Transición a la democracia y los gobiernos de la concertación el sistema neoliberal se consolidó expandiendo el modelo exportador a través de tratados de libre comercio. Fue el periodo más prosperó y con el mayor crecimiento jamás registrado en Chile, con una tasa promedio de crecimiento del PIB del 8 % entre 1986 y 1997. Tras la crisis asiática Chile volvió a la senda del crecimiento rondando el 6 % desde el 2000 al 2009.

Piñera y el neoliberalismo (3)


Piñera y la información privilegiada. El negocio de las aerolíneas 

En su calidad de miembro del directorio e importante accionista de la empresa de aerolíneas LAN Airlines, compró acciones en 2006 a precios mucho más bajos de lo normal usando información privilegiada, no accesible a los demás compradores. Esta compra hizo que en septiembre de 2009, a meses antes de las elecciones presidenciales de Chile de 2009-2010. Piñera apareció en el informe internacional de corrupción efectuado por Transparencia Internacional.

En 2018, un ex jefe de operaciones de Banchile Corredora de Bolsa aseguró tener guardadas tres horas de grabaciones de la compañía con Piñera, relacionadas con el proceso de compra y regateo de acciones. Dicha persona aseguró que no revelaría las grabaciones a menos que un juez se lo exigiera. De lo que se ha sabido de los registros, en ellos también aparecen involucrados Julio Ponce Lerou y los hermanos Cueto.

Chile un estado fallido



Hernán Ramírez: “Un Estado es fallido al ser incapaz de garantizar efectivamente los derechos fundamentales consagrados en su propia Constitución, como el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, a su ciudadanía. Chile no posee un cuerpo normativo que garantice un aire seguro a sus ciudadanos, además, tiene una autoridad incapaz de conocer y controlar las emanaciones que las industrias emiten a la atmósfera, al suelo y al mar, endosando la responsabilidad de la medición de los niveles de contaminantes respirables a las mismas empresas que los producen. Esto es lo que ocurre con las estaciones de monitoreo de calidad del aire en Quintero y Puchuncaví, realidad que violenta los derechos fundamentales de las personas”… “que ha permitido la existencia de “zonas de sacrificio” en donde sus ciudadanos son sometidos permanentemente a condiciones de sacrificio, como lo son quienes viven en las comunas de Mejillones, Tocopilla, Calama, Antofagasta, Taltal, Huasco, Coronel, Tierra Amarilla-Copiapó, Til-Til, entre otras.”

Carlos Peña (El Mercurio 28-2-2016): “El país probablemente colapsará pues las instituciones nacionales están todas corruptas e incapaces de resistir la enorme tormenta que se avecina. Las instituciones tanto públicas como privadas sólo son capaces de dar servicio adecuado a la elite oligárquica. Las instituciones políticas (grupos de presión, sindicatos, prensa, partidos políticos, burocracia pública –centralizada, descentralizada y municipal- policías, parlamento y cortes de justicia, son todas inoperantes para las grandes mayorías. Por lo tanto, la nueva crisis no podrá ser resuelta y Chile caerá en el nivel de Estado fallido

Piñera, refiriéndose a las movilizaciones sociales que se estaban produciendo en 2019 a lo largo y ancho de Latinoamérica, se refería a Chile como un oasis de paz y tranquilidad en medio de la tormenta, oasis resultado del milagro económico del modelo neoliberal, aplaudido por el FMI y el Banco Mundial… y entonces, una pequeña subida en el precio del billete del metro …

Una economía abierta a la globalización, una administración cuyos ingresos dependen de las exportaciones de cobre, una oligarquía corrupta y ostentosa, una clase política desaparecida, unos medios de comunicación de manipulación y atontamiento, una seudo regulación medioambiental a la medida de los intereses de las multinacionales que ha convertido a Chile en uno de los países más polucionados del orbe. Un país austral bajo los devastadores efectos del cambio climático, una proclamada estabilidad que resultó ser ficticia y que en octubre de 2019 ha estallado por los aires.

La inversión extrajera todavía creció un 28% en 2018, con empresas internacionales comprando o capitalizando compañías autóctonas en industrias como alimentos, puertos o salmones.
Durante los primeros meses de 2019 todavía continuaba la orgía del capital transnacional. Jeff Bezos daba sus primeros pasos en Chile para agigantar una startup chilena que aplica la inteligencia artificial a replicar, con productos vegetales, el queso, la mayonesa o la carne.
En enero de 2019 Dubai Port World (DP World), considerado como uno de los principales operadores portuarios del mundo, compró Puertos y Logístia SA, que controla los puertos de San Antonio y Lirquen. Por 502 millones.

A fines de febrero, la salmonera chilena Australis Seefoods vendió la mayoría de sus acciones a la empresa china Joyvio

También en 2019 otra multinacional china, BYD, se ofrecía para conseguir el control total de los buses eléctricos del Transantiago, mientras que Walmart adquirió la exitosa plataforma de comercio electrónico –Cornershop– por US$ 225 millones. Por su lado, Amazon, Huawei y Alibaba pretendían instalar gigantescos complejos de data centers en Chile.

Pero como en el caso de la Cumbre del clima COP 25 o la final de la Copa Libertadores, el clima paradisíaco para el capital multinacional parece haberse esfumado con las movilizaciones sociales de finales de año, y toda esta fiebre inversora ha quedado en stand-by a la espera a una última terapia de choque contra el pueblo chileno.

Pero pocos países han resistido más de tres terapias de choque neoliberales. Somalia, Libia, Irak, Siria, Yemen, República Democrática del Congo, Chad, Niger, República Centroafricana, Sudán, Afganistán, Haití, Guatemala, Méjico, etc., ya sucumbieron. No creo que Chile resista una 5ª terapia de choque neoliberal sin convertirse también en un estado fallido.

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