Desempleo: la poción mágica española
Desempleo y competitividad del factor trabajo
Los costes laborales unitarios en España han caído sustancialmente con relación a Alemania hasta 6 o 7 puntos porcentuales. En esta línea, se apunta, en uno o dos años España va a ser completamente competitiva.
La poción mágica para forzar a la baja los costes laborales unitarios es el desempleo y España es líder en su consumo.
El problema es que la economía española, después de cuatro años de dosis crecientes de desempleo, sólo ha recuperado competitividad laboral en alrededor de un tercio y necesita rebajar otros 15 puntos porcentuales, o más, en costos laborales unitarios, para llegar a ser “definitivamente competitiva”.
Competitividad del factor capital
Pero el trabajo es sólo un factor en la competitividad internacional. El capital es el otro. Y resulta que mientras que los costos del factor trabajo en España disminuyen, el costo relativo del factor capital aumenta. Las empresas del norte de Europa obtienen financiación mucho más barata que las de la periferia.
La combinación de costos laborales más bajos y mayores costos de capital se traduce, además, en una transferencia de recursos desde las operaciones intensivas en capital a las intensivas en mano de obra. Una vuelta al subdesarrollo en toda regla (de momento 20.000 hispanos emigran cada mes).
Competitividad y Balanza Comercial
Según el gobierno, la fuerte contracción del déficit por cuenta corriente de España, desde el 5% del PIB en 2008 a alrededor del 1% en la actualidad, muestra que España se ha hecho más competitiva, pero esto, por supuesto, no es obvio en absoluto. La caída de los costos laborales no compensa la subida de los costos de capital y gran parte de la "mejora" parece haber ocurrido a causa de una caída en las importaciones.
Niveles oficiales de desempleo del 26% son una pócima muy eficaz para la contracción del déficit comercial porque, por un lado, disminuyen el consumo de importación, y por el otro comprimen tanto la demanda interna que las empresas, para mantener las ventas, se esfuerzan en colocar sus productos y servicios en el exterior. La contracción del déficit comercial no es pues, por el momento, una consecuencia de la mejora de la competitividad sino una consecuencia inmediata del aumento del desempleo y del empobrecimiento.
Devaluación Interna
El apego español al euro es similar al fracasado apego francés al patrón oro durante los años 30. Sin posibilidad de una peseta devaluada no queda otra alternativa más que la llamada "devaluación interna" (bajada de los salarios reales) para recuperar la competitividad soñada.
Pero si España no sale del euro y no reniega de su enorme endeudamiento exterior, necesita generar un superávit comercial enorme para financiar las salidas netas de capital (amortización de la deuda más intereses) ya que el superávit comercial ha de exceder las salidas de intereses antes de que pueda ser utilizado para amortizar la deuda. Es como una carrera en la que por más que uno aligere de peso está obligado a cargar con una mochila que se rellena automáticamente de piedras en cada avituallamiento. Si el desempleo es la mejor herramienta para conseguirlo, esto significa una reversión del tejido económico según el modelo de las economías del norte y centro de África, un halagüeño futuro para los jóvenes de una España que no quiere traicionar al euro.
La tregua de los mercados
La tregua de los mercados, suministrando liquidez para la refinanciación de la deuda, se asemeja a la que se produjo durante los años 80 frente a la crisis de la deuda latinoamericana. Espiral depresiva y endeudamiento se retroalimentan. La tregua de los sindicatos bancarios con respecto a los países latinoamericanos sirvió para que los bancos norteamericanos implicados generaran suficientes provisiones y recibieran las necesarias ayudas públicas para no ser arrastrados por la crisis. Para Latinoamérica, la tregua, acompañada de los austeros "ajustes" del FMI, significó la década perdida, la recaída en el subdesarrollo más abyecto. Al final del arduo camino todos los países suspendieron pagos (excepto Colombia y Chile) y/o reestructuraron su deuda (Plan Brady), pero la banca norteamericana salió ilesa.
Salida de la crisis “a la húngara”
La salida de la crisis “a la húngara” que propone el druida De Guindos, para atraer a las multinacionales y “crear empleo”, precisa además de la peseta. Hungría, una de las calderas exportadoras de Europa preferida por las grandes corporaciones multinacionales, gracias a salarios de 400 euros en los sectores punta exportadores, sobrevive a base de devaluar el florín y amenazar a sus acreedores en francos suizos y euros con reconvertir la deuda a su moneda.
Pero De Guindos juega con fuego y la salida "a la húngara" podría transmutarse en salida "a la yugoslava".
La pócima mágica del desempleo funciona, pero parece que sienta mejor a la banca que a la economía española.
M. Pettis: When do we call it a solvency crisis?