Comentarista: “Los capitalistas siempre piensan en el futuro, siempre planean. Usan la ofuscación, las mentiras y la propaganda para decirnos que están tratando de "salvarnos" cuando en realidad están tratando de salvarse a sí mismos”.
Steve Mnuchin, secretario del Tesoro norteamericano, 13 de marzo 2020: “Hay montones de liquidez y esto no es como la crisis financiera”.
Mark Zandi, economista de Moody’s Analytics: “2020 es realmente un punto de inflexión.”
La crisis del 2020 ya está aquí
El índice de volatilidad Vix, conocido como el indicador de miedo de Wall Street, que mide los movimientos extremos futuros esperados en los mercados financieros, alcanzó los niveles más altos desde el colapso de 2008.
Los inversores se han lanzado a comprar activos considerados como refugios seguros en tiempos de crisis, incluidos los bonos del gobierno del Reino Unido, Estados Unidos y Alemania, lo que está reduciendo los intereses a los niveles más bajos nunca registrados. El precio de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos a 10 años ha escalado a niveles no vistos en 10 años, mientras que el rendimiento, que se mueve en la dirección opuesta, cayó por debajo del 1% por primera vez en la historia para los bonos a 30 años. El costo para el gobierno del Reino Unido de pedir prestado durante un período de dos años se volvió negativo por primera vez, lo que significa que los inversores se ven obligados a pagar para poseer estos bonos. El precio del oro subió a su nivel más alto desde 2013.
Evolución del Dow Jones (23% en 2019)
En el crack del 2008 el Dow Jones perdió el 21,4% de su valor un mes después de la caída de Lehman Brothers, después que Merrill Lynch fuera adquirido por Bank of America, y después que el gobierno nacionalizara AIG.
En el reciente crack del 13 de marzo la bolsa cayó un 21,5%. La Reserva Federal ha ofrecido préstamos a casi nulo interés por valor de 1,5 billones de dólares a las corporaciones que cotizan en Wall Street (con absoluto secreto de quienes son los destinatarios). Se trata de una expansión dramática y sin precedentes del balance de la Reserva Federal. El capital social de los bancos se ha fundido y todos están con el gota a gota de la Reserva Federal. En otras palabras, la Fed ha lanzado oficialmente su segundo rescate de Wall Street desde 2008.
Antes de la epidemia estaba produciéndose una desaceleración muy marcada de la producción industrial. En septiembre de 2019 la FED ys staba facilitando préstamos a interés ridículo que a primeros de marzo de 2020 ya sumaban 9 billones. En lo más duro de la crisis de 2007-08, durante los 31 meses que van desde diciembre de 2007 a julio de 2010, la FED inyectó 16,1 billones.
Semejanzas con 2008
En ambos episodios el trasfondo de la crisis financiera es la sobrepoducción o subconsumo. La polarización de la renta y la riqueza (baja de impuestos, baja de cotizaciones, paraísos fiscales, etc.) acumula los medios de pago en unas pocas manos que según los defensores del sistema, deberían ser los agentes de la inversión y el empleo. Pero, sin demanda suficiente caen las ventas y la tasa de beneficio del sector no financiero que deja de ser rentable. Microsoft, Berkshire Hathaway, Google, Apple, Facebook, Amazon y otros grandes monopolios, tienen cajeros rebosando con más de 800 mil millones de dólares en efectivo sin invertirse.
La situación que llevó a la crisis de 2008 se debía a la excesiva financiarización y monopolización del sistema. Pero las crisis facilitan el avance de la monopolización y la acción de las agencias monetarias para superarlas aumentan la financiarización con lo que facilitan aún más la híper-concentración del capital y por lo tanto la polarización de la riqueza. Un verdadero círculo vicioso. La gran depresión monopolista. A los rentistas dueños de propiedades físicas, financieras e intelectuales les favorece la estrucura monopolista mientras que la inmensa mayoría permanece en una inseguridad económica crónica.
La situación era tan explosiva que El Club de Davos recomendaba hace unos meses la generalización de la renta básica para todos, sin distinción entre ricos y pobres, para estimular el consumo (evidentemente la culpa de la falta de inversión y empleo no sería el capitalismo monopolista sino una supuesta 4ª revolución industrial automatizadora que expulsa trabajadores como una centrifugadora).
Las dislocaciones de la crisis de 2008 no condujeron a reformas fundamentales, sino a esfuerzos concertados para restaurar el statu quo ante. Los bancos y las empresas no financieras han recibido en los últimos años grandes cantidades de dinero. Pero en la mayoría de los casos los bancos lo usaron para cubrir sus activos “enfermos” y muchas corporaciones simplemente para mantenerse a flote. Si la deuda es más barata, es posible endeudarse más pagando en total menos intereses. Poco de este dinero ha ido a inversión productiva.
Así pues, si la crisis de 2008 fue una crisis de deuda (hipotecas, economías domésticas), el Armagedón en ciernes es una crisis de deuda, pero esta vez de deuda corporativa y de deuda soberana.
Endeudamiento de las economías domésticas antes de la crisis de 2008
La gran diferencia entre 2008 y 2020
Una diferencia crucial sin embargo es que en 2007-08 las naciones no estaban tan endeudas como hoy (verde). Entre 2000 y 2010, el hecho es que todas las naciones europeas, excepto Portugal, estaban reduciendo su nivel de deuda respecto al PIB o manteniéndolo a raya. La mayor parte de Europa (con excepción de Italia y Grecia) estaba reduciendo la deuda pública a niveles bastante manejables e históricamente bajos. La deuda de Irlanda era muy baja (27%). Incluso en España se estaba generando más ingreso público que gasto.
Con el rescate bancario de 2008-2009 todo esto cambió. Hoy la mayoría de países tienen ratios de deuda pública con respecto al PIB cercanas o superiores al 100%. Los altos niveles de endeudamiento soberano son tales que una leve subida de la prima de riesgo puede desestabilizar por completo todo el sistema. De ahí la enorme inyección de los bancos centrales para mantener bajos los tipos de interés. En el caso de España, a diferencia de Italia o Japón, donde son sus ciudadanos los prestamistas, la deuda total (pública y privada) con el exterior es de 2.125 billones de euros (el 172% del PIB) la segunda más alta del planeta.
Deuda pública española
La nueva burbuja al estilo ENRON
Pero la enorme cantidad de fondos inyectada en los mercados financieros para mantener bajos los tipos de interés se ha traducido en una burbuja de deuda dos veces superior a la de 2007-8. Los bancos centrales, intentando evitar el incendio, han estado echando más y más gasolina con compras masivas de bonos basura corporativos y de deuda pública de países al borde del abismo generando una tremenda distorsión en la calidad de las inversiones.
Tendencia descendente de los tipo de interés
Así pues, la burbuja ya no está en el sector hipotecario sino en el sector corporativo (la deuda corporativa supera el 73% del PIB global) y se hace al estilo ENRON. Aprovechando los bajos tipos de interés las grandes corporaciones utilizan los préstamos bancarios o las obligaciones emitidas, para comprar sus propias acciones (buybacks). Esto aumenta el valor en bolsa de las acciones (y la riqueza de los dirigentes). Este aumento de valor de las acciones se utiliza como colateral para pedir más préstamos y repetir la operación una y otra vez engrosando el peloteo. ENRON emitía acciones que compraban unas filiales especiales (no consolidadas en sus balances) llamadas "special purpose entities" sociedades de inversión que utilizaban dichas acciones como garantía para pedir préstamos, dinero que traspasaban a ENRON comprándole activos malos con lo que las SPE se quedaban con las pérdidas y ENRON con las ganancias. El problema es que al igual que en el caso de ENRON, este arreglo circular funciona hasta que el valor de las acciones cae, que es lo que finalmente desencadenó el colapso de ENRON y va a desencadenar el colapso de las decenas y decenas de ENRON que pueblan los mercados bursátiles.
Cambios en el sistema
En los últimos años se ha creado un discurso público implacable, a través los imperios mediáticos, para insistir en la necesidad de 'arreglar 'y proteger el sistema, y el peligro extremo para todos nosotros si el sistema no se salva (nunca se habla explícitamente de "capitalismo" que se ha convertido en un término tabú en todos los medios de desinformación). Se nos ha repetido una y otra vez que cualquier cambio radical en el sistema financiero y político actual es imposible, y si se intenta, solo nos traería un desastre. Se han realizado enormes esfuerzos para mantener la inercia del sistema global, desde la inmensa violencia de la política imperial y las guerras de cambio de régimen, hasta la violencia más sutil del despojo económico por parte de una élite privilegiada que controla los mecanismos de poder.
La victoria del capital depende de que nadie entienda lo que está sucediendo en todo lugar o momento.
Para evitar nuevas crisis el poder de regular debe ser tomado de las naciones y controlado de manera efectiva por las corporaciones. Debe profesionalizarse la gobernanza. La democracia puede y debe ser neutralizada. Se deben encontrar formas efectivas para convencer a las personas de que el gobierno democrático ya no es suficiente para protegerlas. La alternativa a la democracia debe ser la Regla de Derecho Internacional según lo escrito y controlado por los abogados de las grandes corporaciones monopolistas. Los bancos centrales deben liberarse de las decisiones de los parlamentos. La gente debe esperar sus decisiones incuestionables con resignación y esperanza. Tal esfuerzo ahora está consagrado en los acuerdos comerciales multilaterales que actualmente se acuerdan a puerta cerrada: el TPP, el TTIP con sus correspondientes Investor State Dispute Settlements (ISDS) clausulas y el TISA (Acuerdo sobre el Comercio de Servicios) que pretende eliminar del control nacional a las finanzas.
Esta radical usurpación de la capacidad de regulación de los estados es la que ha permitido la deriva monopolista y la proliferación de ENRONs mucho más gigantescos y sin control alguno. El 28 de diciembre de 2000, las acciones de ENRON alcanzaron la cotización récord de $84.87 – convirtiendo a ENRON en la séptima empresa más valiosa de Estados Unidos. En octubre de 2001 Arthur Andersen comenzó a destruir documentos relacionados a las auditorías realizadas a ENRON. La destrucción continuó hasta noviembre cuando la firma recibió una cédula para comparecer ante la Comisión de Seguridades y de Comercio que inició una investigación formal. La regulación sobre grandes corporaciones aún estaba en manos del estado. El 26 noviembre de 2001 las acciones de ENRON cayeron a $4.01. El 2 de diciembre se declaró la quiebra. El 9 de enero de 2002 el Dep. de Justicia inició la investigación criminal que llevaría al proceso y encarcelamiento de sus dirigentes.
El coronavirus, un catalizador
El virus es un catalizador que abre un período de colapso generalizado de un sistema en avanzado estado de podredumbre económica, ecológica y social. Pronto veremos cómo los estados, instituciones, prácticas y creencias que alguna vez parecieron elementos permanentes de nuestro mundo serán barridos. Lo que estamos experimentando se ha estado construyendo durante décadas, pero la sinergia de estos procesos causales, sus verdaderos efectos emergentes están a punto de hacerse completamente evidentes.
El virus es una chispa, no la causa, y está rompiendo los últimos anillos de refuerzo que mantienen unido el sistema capitalista global. Los vestigios de fe en el sistema comenzarán a colapsar. Se producirán quiebras en cascada y despidos debido a las presiones deflacionarias masivas en todo lo que no sean bienes esenciales.
Es probable que el cierre de países como Italia o España provoque un gran contagio financiero en la zona euro. La Unión Europea o se romperá en este proceso o se transformará en algo muy diferente de lo que ha sido. El PIB italiano para 2020 puede caer más de un 10%. Algo parecido o peor puede ocurrir en España. El euro perderá fuelle ante el dólar o el franco suizo para convertirse en una divisa zombi. El colapso alcanzará a las materias primas cuyos precios caerán en picado afectando a los países exportadores.
La 2ª Gloabalización monopolista ha entrado en fase de fusión acelerada. Ya nada va ha ser como antes. Dudo que el capitalismo sepa volver a reinventarse (¿un neo-fascismo liberal?). El coronavirus es la derivación estructural de un sistema fallido, el último estertor de un enfermo crónico y posiblemente su capítulo final.
Pero, al menos, el virus parece que va a dejar por el momento en ridículo todas las cumbres climáticas y planes anti-polución urbana habidos y por haber.